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"Tras la película tengo más clara la defensa de la educación pública"

icíar bollaín firma 'katmandú, un espejo en el cielo'La adaptación libre de la cineasta convierte a la joven maestra Vicky Sherpa en el personaje de Laia

"Tras la película tengo más clara la defensa de la educación pública"DAVID PRIEGO

donostia. En cada vez más películas comerciales que representan una biografía o un hecho basado en la realidad, el espectador se enfrenta a un juicio sobre el presente de los personajes reales. Los estándares del Hollywood contemporáneo entienden que al público le gusta saber qué ha sido del protagonista de carne y hueso. En Katmandú, un espejo en el cielo no hay ningún rastro del signo de la maestra que dejó Ripoll para educar a los niños que vivían en unas chabolas de la capital nepalí.

Icíar Bollaínha hecho una adaptación libre de Una maestra en Katmandú. y convertir a Victoria Subirana (apodada Vicky Sherpa) en Laia, una joven catalana que huye de un colegio de monjas y de una madre controladora para crear una nueva identidad como maestra que propugna una educación universal y libre. En ese punto hace suya la película Bollaín, que relaciona los avatares de los nepalíes con los recuerdos de la protagonista "de niña en la España del tardofranquismo".

Después de que un productor le propusiera la idea y leyera el "extenso" libro sobre la decisión de la maestra catalana entendió que "había muchos elementos para hacer un guión y una película", relata la directora, que ha pasado casi cinco meses en Nepal, un país en plena transformación democrática. "Nepal es un país muy interesante que estrena democracia y redacta su constitución", argumenta. "La etnia tradicional del valle de Katmandú es el newar y los ancianos apenas hablan el nepalí. Es un crisol de etnias que tienen que ponerse de acuerdo", insiste. Ha trasladado casi todo su equipo. "Es un país con poca industria y hemos tenido que llevar material eléctrico, cámaras... Ha supuesto un gran esfuerzo económico, que a la hora de rodar no cambia tanto. No ha sido una película especialmente complicada", matiza Bollaín.

Katmandú, un espejo en el cielo defiende el ideal de una vocación asistencial de una maestra que vive por y para los niños desfavorecidos. "Cuando uno decide quedarse en otro lugar, tiene que tener una compensación. Esa mujer descubre que se siente más feliz allí que aquí. Tampoco viene de un entorno muy acomodado, pero entiende que hay muchos más maestros en España que pueden hacer su trabajo. Nepal aporta más sentido a lo que hace".

Laia (Verónica Echegui) persigue su sueño hasta las últimas consecuencias. "He intentado saber quién es ella", incide. A través de unos pusilánimes flashbacks, presenta a una joven que no tiene necesidad de anteponer la creación de una familia a una solidaridad que hace extensible a los niños y en especial a las niñas más empobrecidas. "Ella rompe su destino que la llevaría a trabajar en una fábrica y ser una ama de casa", comenta Bollaín, capaz de hacer una lectura sobre el sentido de la vocación en tiempos de crisis. "Lo primero es un puesto de trabajo, un salario. Un trabajo digno. Para muchos jóvenes que tienen trabajos tremendos, la vocación se convierte en algo secundario", remata.

El rodaje en Nepal ha favorecido en ella un discurso más enaltecido en la defensa de la educación. Sostiene que Nepal no va a salir de su estado de subdesarrollo sin la ayuda de la educación. "Los niños con los que trabajamos en la película, los que vivían de la chabola, si no tienen una educación de calidad, seguirán viviendo ahí, y sus hijos también", responde segura de sus afirmaciones. Tal y como realiza en la película, traslada ese paralelismo a la educación pública española. "La están amenazando por los recortes. Hay que defenderla y valorarla muchísimo. Si no hay una educación pública de calidad para todos, la final la brecha se hace más grande. Habrá unos privilegiados que accedan a la educación y por ende, a los mejores trabajos y habrá otra gente que no", critica por pura convicción.