LA Orquesta de Euskadi está de celebración. Este año se cumple el 30 aniversario de la creación del conjunto sinfónico y, entre otras iniciativas, ha puesto en marcha el proyecto TESELA, una propuesta que tiene como fundamento el estreno absoluto de ocho obras encargadas a otros tantos compositores internacionales con una base común: la cultura vasca.

La primera de estas piezas, la obra Zortziko de Michael Finissy, se tocará esta tarde, en el concierto que inaugura la temporada de este año.

Junto al estreno, el plato fuerte de la función que hoy y el lunes la OSE va a ofrecer en el Kursaal a las 20.00 horas es el percusionista Martin Grübinger. Este joven austriaco ya es, a sus 28 años, un referente mundial. Con la Orquesta de Euskadi interpretará la pieza Frozen in time. Grübinger le pidió expresamente al compositor Avner Dorman en 2007 que la compusiera y, debido a esa relación, se siente muy ligado a esta obra. "Si pides una pieza te casas con ella y sientes una especial responsabilidad con ella", explica.

A día de hoy, Grübinger es el único artista que interpreta Frozen in time, aunque la recomienda encarecidamente "para cualquier percusionista". Esta pieza "tiene muchas caras por donde abordarlas", describe el músico. "Tienes que saberte todas las notas de memoria, y técnicamente es muy compleja, porque tienes que pasar de la marimba a los timbales, de los timbales a los tambores y así en todo momento". Además, "tienes que atender al director, a los músicos y a la audiencia: requiere multiatención".

Durante su interpretación, Grübinger tocará más de 20 instrumentos. "Para tocar de esa forma tengo que estar muy preparado físicamente", aclara el percusionista. De hecho, tiene un acuerdo con la empresa austriaca Red Bull para utilizar un campo de entrenamiento donde le someten a tests físicos y psicológicos para estar a pleno rendimiento.

Apasionado de la percusión, Grübinger empezó a tocar cuando tenía entre dos y tres años, animado por su padre, que también es percusionista. Para llegar al máximo nivel, este intérprete afirma que "tienes que centrarte y practicar mucho con tu instrumento" y, aunque ha dejado mucho en su vida de lado, "eso es normal si realmente te gusta lo que tocas y la música".

Para él, la percusión es la forma de atraer el público joven a los conciertos de música clásica. "Normalmente, en un concierto de música clásica no te esperas un solo de percusión, y eso abre ahora muchos campos".

"Creo que el secreto de este instrumento es que es global". "La percusión puede ser el instrumento más importante del siglo XXI", concluye Grübinger.