Donostia. En esas cuentas soñadoras que uno hace cuando es joven, Javier Laffage pensaba, secretamente, que tendría dos hijos. Hasta que José Diego Yllanes se cruzó en la vida de su hermana y acabó con ella. "Ahora quiero tener tres, por si pasa algo así, para que el otro no se quede solo", explica en el documental Nagore con una sencillez desarmante, que da apenas un indicio del vacío que ha dejado la joven irundarra en su familia y en las personas que le querían.
Cuando la cineasta Helena Taberna le contó que quería hacer un documental a partir de la historia de su hija, a Asun Casasola le pareció bien porque, precisamente, quería que se conociera "cómo era Nagore". "Lo que se había visto hasta ahora era a él. Esto ha sido un privilegio dentro de mi desgracia, que alguien se comprometa a hacer una película, que quede para siempre, que el mundo sepa que Nagore existió, y que la mataron por nada. Por nada", repitió la madre de Nagore, de un tirón, en la presentación en Donostia de la película, que se estrenó ayer en las salas. "El mundo se tiene que enterar de que hay chicos, que por no dar la cara, por no perder su estatus social, llegan a hacer lo que hizo José Diego, una persona cobarde y sin valores que la mató fríamente".
Rodado en el último año, en un exigente ejercicio de síntesis entre muchísimo material (en el juicio se grabaron más de 30 horas), Taberna buscaba un relato que estuviese "eficazmente al servicio de la historia".
Sin formatos experimentales, ni subtítulos ni voz en off -para diferenciarse del lenguaje televisivo-, Nagore se desdobla en dos tramas, la policiaco-judicial y la afectiva. La película se alimenta de las grabaciones en el juicio, la escalofriante reconstrucción de los hechos en el piso de Yllanes, y los testimonios de los abogados, representantes institucionales y miembros del férreo círculo social que protege a la familia, para proporcionar una visión poliédrica del crimen del 7 de julio de 2008.
El documental no despeja el interrogante más inquietante: por qué. Taberna ha escogido que el espectador salga del cine cargado de preguntas, y no de respuestas, para propiciar una reflexión que, como dice Asun Casasola, "ayude a las Nagores que hay en el mundo".
"El por qué es el origen de esta curiosidad, pero sería otra película, mucho más compleja", asumió Taberna, quien confesó, con honestidad, que hubiera sido muy complicado acceder al protagonista y a su entorno. "No lo intenté". Pero, además, "en la propia elección de contarlo desde la mirada de la víctima estaba haciendo una elección ética". "Quería proponer una cercanía entre el cine y la vida que creo que en otros momentos lo tuvo más intensamente que ahora. La historia me conmovió mucho y tenía cierta premura en meterme en ella y ser un punto más en ese enorme movimiento popular que consiguió Asun". "Los padres de este chico no tienen ninguna culpa -señaló Taberna, con el asentimiento de Asun- y el dolor que les va a generar y que les está generando esta película es enorme, yo lo he aceptado".
lleno Nagore se presentó en la Seminci de Valladolid, donde la recepción fue "muy potente", recordó Taberna. En Madrid y Barcelona, Asun Casasola se quedó "alucinada" con la respuesta de los asistentes, que les proponían quedarse a hablar a la salida del cine. Pero la directora albergaba precauciones sobre lo que ocurriría en Gipuzkoa, donde se había seguido el caso con muchísima atención y se conocía con detalle.
Pero Irun no había fallado nunca a la familia Laffage y tampoco lo hizo ayer. Se llenaron las 295 localidades de la sala. Asistieron contados representantes institucionales, el alcalde de Irun, José Antonio Santano, los concejales, y la adjunta al Ararteko, Julia Hernández. También el abogado de la acusación particular de la familia, Miguel Alonso Belza. Pero Asun Casasola quiso que sobre todo estuviera la familia, los amigos y los miembros de las asociaciones de vecinos que les han apoyado en los últimos dos años. Así continuará ahora, arropada por los suyos, con la esperanza de que el Supremo acepte el recurso y decida que lo que un jurado popular vio como un homicidio es un asesinato. Y el documental quedará para sus "nietos". "Me he enterado por la película que mi hijo, porque Txomin (su marido) y Javier no hablan, quiere tener tres hijos y les podré enseñar a mis nietos quién era Nagore y lo que le pasó. Si no, sería mi versión. Pero ahí podrán ver por sí mismos lo que ocurrió".