TEXTO ANE MUÑOZ

HA perdido muchísimo peso. Ha dejado de venirle la regla. Su ritmo cardíaco es más lento. Pierde cabello, pero cada vez tiene más vello por el cuerpo. Su temperatura corporal es baja, incluso llega a sentir frío sin sentido. Su mirada ya no es la misma, sus ojos están hundidos, sin brillo. Si la acaricias, notas su piel seca, quebradiza. Sufre estreñimiento, y en ocasiones, le dan calambres. Le duele la cabeza habitualmente.

¿Reconoce esta descripción? ¿Alguien de su entorno padece esta situación? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, debe actuar con rapidez. Porque su amigo, su hija o la amiga de su sobrino ya sufre anorexia nerviosa. Y no crea que estos síntomas son un anuncio de lo que puede venir, sino los efectos de una enfermedad que ya está desarrollada.

DEFINICIÓN

Trastorno alimentario

Según la Organización Mundial de la Salud, la anorexia nerviosa ocurre en un 1% de las mujeres adolescentes y jóvenes de todo el mundo. Está claro que se trata de algo grave, pero ¿qué es exactamente?

La Real Academia de la Lengua Española define anorexia como "falta anormal de ganas de comer, dentro de un cuadro depresivo, por lo general, en mujeres adolescentes, y que puede ser muy grave". Sin embargo, la anorexia nerviosa es mucho más que eso.

Se trata de una alteración de la percepción de la imagen que provoca una serie de alteraciones. Las características de estas alteraciones son el rechazo a mantener un peso normal, el miedo a ganar peso y una alteración del cuerpo.

Los factores causantes de la anorexia son varios. Por un lado, están los psicológicos, inducidos por influencias familiares y conflictos psíquicos. Por otro, los sociales, es decir, los estereotipos sociales. Y por último, los elementos biológicos, o sea, las predisposiciones genéticas a sufrir dicho trastorno.

Dentro de la anorexia nerviosa, se distinguen dos tipos: la restrictiva y la compulsivo purgativa. En la primera, la pérdida de peso se consigue con dietas o ejercicios, mientras que en el segundo caso, el paciente recurre a atracones y purgas.

síntomas y tratamiento

La familia es vital

Cuando una persona sufre anorexia, la familia es, normalmente, la primera en darse cuenta. Los síntomas más notables son la pérdida de peso, el cambio de la forma del cuerpo y la ausencia de menstruación en el caso de las mujeres. Sin embargo, hay cierto comportamiento que puede llegar a ser el inicio de la enfermedad, por lo que los familiares deben estar muy atentos en esta fase.

¿A qué debemos prestar atención? En primer lugar, debemos ver si hay un rechazo a mantener el peso y talla adecuados a su edad. Después, comprobar si esto se está convirtiendo en una obsesión, es decir, si el ganar peso provoca miedo en nuestro familiar.

Una vez conscientes del problema, es imprescindible realizar un estudio psiquiátrico. El paciente suele venir generalmente acompañado de algún familiar y suele ser éste quien advierte al doctor de la situación. Quien padece anorexia, generalmente, negará este comportamiento e intentará defenderse.

Una vez la enfermedad ha sido diagnosticada, comienza la parte más dura y difícil: el tratamiento.

A lo largo de los años, se han desarrollado varios tipos de tratamiento, según el caso. Hablamos, por ejemplo de la psicoterapia, la terapia familiar, un tratamiento de hiperalimentación, una terapia comportamental, etc. Cada paciente es un mundo, y en ocasiones hay que combinar más de un tratamiento.

En primer lugar, se debe parar la malnutrición e intentar que la salud corporal del paciente regrese a unos términos normales. Lograrlo, sin embargo, es difícil, por eso hay que acompañar este tratamiento nutricional con otro psicológico. Generalmente, todo esto se hace siempre con la familia.

Un cuadro médico grave puede llevar a un aislamiento familiar, es decir, el paciente deberá ser ingresado en un centro para poder avanzar.