Iparralde fue el primer refugio de Nestor Basterretxea. Cuando las tropas franquistas, tras tomar Gipuzkoa, avanzaron hacia Bilbao, obligaron a miles de vascos a emigrar. A sus once años, el artista de Bermeo se marchó con su madre y sus tres hermanos a San Juan de Luz. En la localidad labortana, en una casa alquilada, la familia pasó una larga temporada hasta que su padre se reunió con ellos y se trasladaron a París, con el resto del Ejecutivo vasco en el exilio, donde el escultor se empapó de la arquitectura de la ciudad de la luz, el Louvre o el Museo de Arte Moderno.

Setenta y cinco años después, Iparralde vuelve a acogerle. Pero si sus recuerdos de San Juan de Luz eran "los ruidos, las conversaciones o el miedo", como recordó en una entrevista a este periódico, en Baiona ha experimentado la mejor bienvenida de su vida. "Jamás me han recibido como en Baiona", "con 20, 30 ó 40 carteles grandes en la calle, ni en Bermeo", aseguró ayer Basterretxea en Donostia, en la presentación de las muestras que desde hace quince días albergan el Museo Vasco y el Carré/Bonnat. El artista vizcaino, afincado en Hondarribia, se confesó "emocionado" por la "amabilidad" y "sensibilidad" del "otro lado de la muga" y "sorprendido" porque "vivimos a 30 kilómetros" y "no nos conocemos". "Es una frontera política la que nos divide, pero somos hermanos, vascos del norte y vascos del sur", destacó.

De hecho, ha "propuesto formar un equipo para que nos conozcamos", afirmó, resuelto. En Iparralde "no es que no tengan artistas, es que están todos en París", explicó. "No hace falta que vengan aquí, basta con que manden sus obras", aportó para, a continuación, desarrollar con la naturalidad que le conceden sus 86 años, bien vividos, sus propias ideas expositivas: celebrar una nueva exposición suya en Burdeos -"no quiero que vuelva ya a Bilbao, lo van a meter en un sótano porque no tienen sitio"- y traer artistas de Iparralde a Donostia, y específicamente a la sala Kubo. "No sé si estaré comprometiendo a alguien", señaló, divertido.

Producción reciente

"Trabajo día y noche"

La muestra de Baiona, una iniciativa del Ayuntamiento de la localidad, ha contado con un sólido patrocinio de Kutxa -45.000 euros para la iniciativa, cerca del 50% de su presupuesto- lo que ha permitido que la exposición, que se prolongará hasta el 22 de agosto, posea un "alto nivel", algo que ratificaron el director del Museo Vasco, Rafael Zulaika, el representante de Kutxa Mikel Irizar y el propio artista.

Para esta ocasión, el Bellas Artes de Bilbao ha cedido las 18 esculturas en roble de la serie Cosmogónica Vasca, que se han instalado en el Museo Vasco junto a seis estelas discoidales. "La serie Cosmogónica vasca la hice cuando caí en la cuenta de que habíamos heredado el euskera sin iconografía. Las culturas que tienen un idioma propio suelen poseer esculturas para apoyarse, pero nuestros bisabuelos debían de estar más dotados para la imagen que para la palabra", sugirió Basterretxea

Para el Carré du musée Bonnat, el escultor de Bermeo ha elegido la serie Gernika completa, a los que se añaden seis collages.

La serie Gernika y la cosmogónica fueron realizadas hace más de 20 años, pero los collages, de cartón blanco, gris y negro, con "insistencia" en el esquematismo geométrico, pertenecen a su producción reciente, porque, aclaró, aunque su vitalidad lo desmienta: "Yo trabajo día y noche".