AYer se cumplieron 50 años del día en que el fotógrafo cubano Alberto Díaz, conocido como Korda, tomó un primer plano de Che Guevara con su boina de guerrillero y el cabello alborotado, una de las imágenes más reproducidas, veneradas y comercializadas del siglo XX.

El 5 de marzo de 1960 el Che asistía con otros líderes de la revolución recién nacida al funeral de casi 100 víctimas del atentado que sufrió la víspera en el puerto de La Habana el vapor francés La Coubre. La prensa cubana recordó ayer que era un día gris e invernal (en el Caribe significa que la máxima no pasó de 20 grados) y que Korda (1928-2001) no se dio cuenta al principio de que su Leika había captado una imagen que recorrería el planeta en portadas de libros, carteles o camisetas.

Fidel Castro lanzó aquel día, por primera vez, su no menos famoso "Patria o muerte", encaramado en una tarima en la que dirigió un encendido discurso a los miles de asistentes al funeral-manifestación, con el Che en segundo plano.

Cerca del argentino estaban Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, a quienes perseguía Korda, fotógrafo del periódico Revolución, con el rollo de película a punto de acabarse y un lente de 90 milímetros. Según contaría después Korda, Guevara tenía una mirada tan intensa que lo turbó por unos instantes, pero no tanto como para evitar que tomara enseguida dos instantáneas, vertical una, horizontal la otra, antes de que el Che desapareciera de nuevo tras los personajes de la primera fila.

La foto "no fue concebida, fue intuida", aseguró Korda, que redondeó en el laboratorio el trabajo para resaltar la mirada, recortando del lado izquierdo el perfil de otra persona y del derecho la inevitable palmera. La fotografía no fue apreciada inicialmente y ni siquiera acompañó al reportaje que publicó Revolución al día siguiente sobre el sabotaje de La Coubre y el funeral. Korda la amplió y colgó en su estudio, junto con un retrato de Pablo Neruda e imágenes familiares. En su periódico la publicaron por primera vez cinco meses después, para ilustrar una noticia sobre la presencia de Guevara en un acto gubernamental, pero también pasó inadvertida.

Sólo empezó a conocerse y difundirse exponencialmente después de la muerte del Che en las montañas bolivianas, cuando Fidel Castro buscó una imagen suya para un cartel de un metro por 70 centímetros que se presentó en 1967 en Italia.

Korda no cobró ni un céntimo por su más difundido retrato, aunque el empresario italiano que reprodujo aquel primer cartel vendió en pocos meses un millón de ejemplares, sin citar al fotógrafo pero si el copyright de su editorial. El colmo de la comercialización de la foto del Che llevó a su autor a demandar en 2000 a la productora de vodka Smirnoff, que la utilizó para una campaña publicitaria. Korda, que tenía entonces 72 años y murió un año después, ganó el pleito a Smirnoff y 60.000 dólares.