"Lo que busco en un concierto es ponerle cara a la gente que se lleva mi música a su vida; y lo exprimo a lo bestia"
Cuatro años después de "Magia", Rosana ha editado y producido su quinto disco de estudio: "A las buenas y a las malas". Diez nuevas canciones compuestas por ella misma y que hoy, a partir de las 22.00 horas, interpretará junto a otros temas ya clásicos en el Kursaal de Donostia
donostia. Transmite vitalidad, el optimismo de siempre y, por encima de todo, ganas de comunicarse con su público. Con su gente. Más de una década y 500 conciertos después de que decidiera dar el salto a los escenarios para cantar sus propias canciones, Rosana volverá a ofrecer esta noche su misma versión de siempre. La del entusiasmo y la entrega. "Quizás antes decía lo que sentía y ahora, además, lo que pienso", reconoce. Lo demás, la esencia, "no ha cambiado".
La primera pregunta es fácil, pero la respuesta no puede ser un disco entero. ¿Si te arrancan al niño que llevamos por dentro?
Sólo pueden contigo si te acabas rindiendo. Por eso, es posible que la expresión del principio -el disco empieza con esa frase- sea mala, quizás debería ser "si intentan arrancarte al niño que llevamos por dentro", pero es que no me cabía (se ríe).
Rosana aún conserva esa niña...
Sí, por encima de todo. Creo que, en mi caso, eso es una necesidad.
El tema que da título a este trabajo aboga por no seguir siempre "a las buenas y a las malas
En ese caso, en ese "a las buenas y a las malas" de la canción, no hay que aguantar. Hay que estar, desear estar, pero no obligarte a estar. El amor no obliga al suicidio. De todas formas, hay que diferenciarlo del "a las buenas ya las malas" del disco. En general sí, hay que estar a las dos. A todas.
Dice en otra de sus letras saber qué quiere y qué no. ¿Qué no quiere?
Hacer absolutamente nada que no me crea. Eso por encima de todo. Nada que no sienta desde dentro, nada que no sangre. Muy a pesar de que hay un dicho que dice que todo tiene un precio, yo creo que no, que todo lo que tiene precio es barato.
Habla también de "volar con los pies en la tierra". ¿Se puede?
Se debe. Poder es algo que depende de las circunstancias. Se debe hablar con los pies en la tierra. Si en algún momento el ego te los levanta y te los dejas levantar, ya es otro cantar. Pero siempre y cuando tengas gente alrededor que controle que no le des demasiado de comer al ego y ti no te guste darle demasiado de comer, se puede y se debe hablar con los pies en la tierra. Y volar, claro. Es que es una prioridad. Yo no creo que haya que soñar con los ojos cerrados, sólo cuando uno duerme. Se puede soñar despierto. Es más, creo que el sueño es sólo el intermedio entre lo que uno desea y cuándo lo consigue.
La discografía de Rosana es un canto a la alegría, al no complicarse las cosas, a disfrutar... ¿Es un espejo de lo que siente su autora?
Más que otra cosa, es un canto a la esperanza. A que no siempre pierdan los mismos.
¿Pero comparte ese optimismo que transmiten algunos de sus temas?
Es que no me queda más remedio. Creo que es una cuestión genética. Como el resto de la gente, paso por días más altos y más bajos, pero la realidad es que, incluso en los días más bajos, me recreo poco en lamentarme. Me peleo siempre por que las cosas vayan siempre a mejor y soy más de ver el vaso medio lleno.
Sin embargo, en el disco reconoce que le gustaría cambiar "los errores repetidos". ¿Los hay?
Sí, claro. Indiscutiblemente. Si no, sería una máquina o muy mala persona. Por supuesto que hay errores. A veces por elección y otras por inconsciencia o porque no te das cuenta, los hay. Pero en el disco hablo más de cambiar los errores repetidos de todos. Y tiene mucho que ver con esa parte optimista.
¿En qué sentido?
En que, incluso haciendo una exposición muy realista de lo que está pasando, me decanto por pensar que somos capaces de cambiarlo, brindar por todo eso y llegar a un mundo más justo para todos. A veces pensamos que el optimista es la persona que se inventa un mundo rosa. Y yo creo que no, que el optimista es una persona capaz de ver el mundo tal y como es pero que siente y desea cambiarlo para mejor.
Ese brindis que cita es "por los vencidos". ¿Nos acordamos de ellos menos de lo que deberíamos?
Tal vez nos acordamos lo justo. Hemos inventado un mundo en el que prima el metro cuadrado de nuestro alrededor y salimos poco de él. A a lo mejor nos acordamos poco. Y por supuesto que hay que apostar por acordarse más pero, sobre todo, hay que hacerlo por estar mucho más cerca de la gente que está perdiendo y que casi siempre es la misma.
Más de una década después, ¿qué queda de la Rosana de El Talismán
Esencialmente es la misma persona. No siento que haya cambiado y quienes me conocen bien no me echan nada en cara en ese sentido. Al contrario, espero haber aprendido mucho de esta profesión. Espero haber aprendido lo suficiente como para sentirme más tranquila, ir queriendo hacer cada vez mejores canciones y ser consciente de que nunca se termina de aprender. Quizás en aquel momento decía lo que sentía a través de la música y, ahora, además, digo lo que pienso.
Entonces aseguró que no se veía por mucho tiempo como intérprete, que lo suyo sería siempre más componer que cantar. No lo ha cumplido...
Es cierto. En aquel momento yo había sacado un disco a petición de la gente que me conocía, que me oía cantar al componer las canciones, pero nunca me había planteado grabarlo. Al decir aquello intentaba ser honesta, pero a lo mejor lo expresaba mal. Era un "yo he hecho esto casi como un juego y, fíjate, se me ha reconvertido en algo serio". Me sentía todavía más autora que intérprete. El tiempo me ha enseñado a pasármelo bien compartiendo una canción de otra manera que no sea componiéndola y el público me ha enseñado a quererme como intérprete. Lo que sí sigo diciendo es que no hay cosa más bonita que oír una canción cantada por el público. Y, en ese sentido, yo podría dejar de cantar y hacerlo cualquier otro intérprete. Pero, insisto, trataba de ser honesta, como lo trato de ser ahora.
¿Qué Rosana vamos a ver esta noche?
La misma de siempre. Si algo tengo es que soy quien soy y no me desdoblo. Una persona a la que, por encima de todo, lo que más le gusta es aprovechar los conciertos y exprimirlos para compartir música. Si cuando hago un disco lo que quiero es compartir lo que siento, lo que pienso y comunicarme con quien quiera comunicarse conmigo, en el concierto busco otras cosas. Busco ponerle cara a toda la gente que se lleva mi música a su vida. Y en ese sentido, lo exprimo a lo bestia. Procuro mirar cara a cara y encontrarme con la gente muy de cerca porque soy consciente de que es de las pocas veces en las que pones cara a quienes al fin y al cabo te regalan esto de seguir haciendo música.
Dicen que el Kursaal es frío...
Los sitios son lo que hacemos las personas con ellos. Y las veces que hemos estado allí ha habido magia. Además, al final, en cualquier sitio, siempre se apagan las luces. Y quedamos los que estamos allí y una canción en el medio. No hay mucho más.