La cancelación de 30 Monedas por parte de Max supuso un duro mazazo para Álex de la Iglesia. Tras una espectacular primera temporada, la lucha del Padre Vergara contra las fuerzas demoniacas no convenció en su siguiente tanda de episodios pese a contar con una estrella de talla internacional como Paul Giamatti.
El resultado fue la cancelación de la serie y el consiguiente cabreo de Álex, quien ya tenía listos los guiones de la tercera entrega -estaba concebida como una trilogía- que cerraba los misterios que rodeaban al pueblo segoviano de Pedraza.
Mientras busca una nueva plataforma que acceda a cerrar el círculo de 30 monedas, De la Iglesia promociona estos días su nueva ficción, que este viernes ve la luz en Netflix: 1992.
Curro es la clave
Ambientada en la Expo de Sevilla de aquel año, este thriller de seis capítulos explora una serie de asesinatos misteriosos cuyas víctimas aparecen quemadas junto a un inquietante elemento en común: Curro, la icónica mascota del evento.
La historia sigue a Amparo (Marian Álvarez), una mujer que busca respuestas tras la extraña muerte de su marido en una explosión. En su camino, contará con la ayuda de Richi (Fernando Valdivielso), un ex policía marcado por su pasado. Ambos se verán envueltos en una compleja trama de corrupción mientras se suceden los crímenes cometidos por un tipo con una ‘aterradora’ máscara de Curro, al más puro estilo del giallo italiano. Paz Vega y Carlos Santos completan un reparto que se enfrenta a una Sevilla oscura y cargada de secretos.
Allí empezó todo
La serie, que junto a De la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría cuenta también como guionista a Pablo Tebar (Pollos sin cabeza), retrata en cierto modo el inicio de la ‘cultura del pelotazo’ y la corrupción política que ha llegado hasta nuestros días. “Allí empezó todo y ahora, desgraciadamente, no seguimos muy distintos”, reconoce el director de El día de la bestia.
De la Iglesia convierte La Cartuja en un parque de atracciones en ruinas, “un clásico del cine de género (...), ese lugar misterioso y tenebroso en el que hubo un pasado de esplendor, eso es un lugar común en las historias de misterio”.
El premiado cineasta bilbaíno imprime su característico sello a la serie, combinando el suspense con la crítica social. Tampoco falta ese humor ácido y berlanguiano marca de la casa para retratar un momento histórico, crucial para “la nueva España”, como lo define el propio director.
No en vano, ese mismo año se celebraron también las Olimpiadas de Barcelona, escenario perfecto para una segunda temporada de 1992 que De la Iglesia ya tiene en mente. Después de Curro, ¿vendrá Cobi?