La sensación de miedo ya no es la única razón para ver películas de terror. No cuando entra en acción el director Mike Flanagan, que en cada una de sus creaciones deja una parte de su esencia y provoca, haciendo que sus personajes tengan una personalidad fuerte y propia a la par que combina drama con tintes de terror clásico, que nadie se quede indiferente cuando es testigo de sus rompedoras creaciones.

Tampoco iba a ser diferente con la nueva serie que acaba de ver la luz en Netflix, El club de la medianoche, que sigue la estela en la plataforma de otras de sus obras como La maldición de Hill House o Misa de Medianoche, así como de otras conocidas producciones como Doctor Sueño (secuela de El Resplandor, basada en la novela homónima de Stephen King) o La maldición de Bly Manor. En esta última, estrenada hace menos de un mes y que está basada en las novelas de Christopher Pike, los protagonistas son ocho adolescentes que se encuentran en un hogar para jóvenes enfermos terminales. Estos forman un club exclusivo que hace un pacto: el primero que muera debe hacerles una señal desde el más allá. Con esta premisa inicial comienza esta serie, en la que sus personajes aprovechan este club para “crear fantasmas”, “contar historias” que les ayuden a evadirse y a conocerse un poco más los unos a los otros.

Pero, ¿hay algo de real en esta producción de Netflix? A esta pregunta responde Kevin McFadden, el nombre real que se esconde tras el seudónimo de Cristopher Pike en una entrevista concedida a la revista Vanity Fair. Según relata, la novela guarda cierta relación con algo que le ocurrió a él mismo. Y es que, el personaje principal de la serie, Ilonka (que en la ficción creada por Flanagan y Leah Fong está interpretado por Iman Benson), está basado en una joven a la que el propio Pike conoció a principios de los 90. Ella era una fiel lectora de sus novelas, y cuando enfermó de forma terminal, sus padres se pusieron en contacto con el autor para cumplir su último deseo, conocerle. Sin embargo, eso no fue posible, dada la distancia geográfica, pero Pike dice que le escribió y habló con ella por teléfono. Fue entonces cuando la joven le contó que por la noche, ella y otros niños del hospital solían reunirse en un club de lectura para hablar sobre las historias de Christopher Pike, y él creó en su honor El club de la medianoche, aunque para la novela se inventó nuevas historias para que se contaran entre sí, en lugar de que discutieran sus propios libros. En esa misma entrevista, el propio Pike cuenta que se ofreció a compartir varios capítulos con el grupo antes de que se publicara la novela al completo, pero ella se negó y prefirió esperar a que estuviera terminada. Sin embargo, durante esa conversación Pike cuenta que tristemente ella falleció antes de poder leerla.