Renovarse o morir. Se trata de un lema aplicable a la vida en general y que, de forma más concreta, los organizadores de la Vuelta al Bidasoa se han visto obligados a hacer bueno. La pandemia se llevó por delante la edición de 2020. El parón del covid se prolongó en 2021. Y el equipo de la carrera guipuzcoana, un referente en el calendario sub-23 estatal e incluso europeo, reanima desde entonces un cita poco menos que ineludible. Mantenerla a flote, eso sí, ha exigido aunar la tradición de una prueba histórica (se celebra este año por 50ª ocasión) y novedades propias de los tiempos que corren, tanto logísticas como deportivas.
La edición del presente 2024, entre el viernes 26 de abril y el domingo 28 de abril, mantendrá las tres etapas celebradas en los últimos años, aunque esta vez invadiendo todo el fin de semana. “Lo habitual siempre ha sido acabar en sábado, pero cambiamos por las exigencias de Tráfico. Es cierto que, en 2023, la etapa del jueves provocó un colapso importante en Behobia, al ser uno de los días fuertes de camiones. Así, esta vez arrancaremos en viernes, la etapa íntegra se desarrollará en Navarra y los recorridos por Gipuzkoa los dejaremos para las otras dos jornadas”, explica Jorge Garcia, director técnico de una Vuelta al Bidasoa afectada de este modo por la problemática organizativa en nuestro territorio.
Ibardin, Arma Plaza...
En lo que se refiere al trazado de 2024, cambia, para empezar, el escenario de la etapa navarra. “Soy de los que piensa que la carrera debe circunscribirse al ámbito que le da nombre, al río Bidasoa. El año pasado quisimos situar un final en la zona de Baztan, y la jornada que acabó en el alto de Bagordi salió muy bonita. En esta ocasión nos trasladamos a Bortziriak, con llegada a Ibardin. Tanto la comarca en general como Bera y los comerciantes de meta han acogido la iniciativa de muy buen grado, así que volveremos a una cima que la carrera no utilizaba desde hacía mucho tiempo”, relata un Garcia partidario de recuperar los toques clásicos de la prueba. Y de conservarlos. “El año pasado, en la etapa de Hondarribia, volvimos al final en Arma Plaza tras subida desde la calle Mayor, llegada que mantenemos”.
La necesidad de renovar el trazado de la Vuelta al Bidasoa se ha centrado así, principalmente, en la tercera y última jornada. “Solía tener unos 75 kilómetros y los ciclistas la completaban en apenas dos horas. Mucha gente me decía que era una etapa para juveniles. Ahora aumentamos el kilometraje hasta los 100, y el pelotón ya no accederá a Aritxulegi directamente desde Gurutze, sino subiendo primero a Guadalupe por Gornutz y pasando luego por Gaintxurizketa y Arkale. Nos iremos ya a cerca de las tres horas de carrera, y con tensión desde un principio”, expone el director técnico sobre el endurecimiento de la jornada decisiva. En lo que respecta a la participación, habrá pleno de equipos euskaldunes, vendrán seis escuadras del resto del Estado y aportarán sabor internacional el Basso Team Flanders (Bélgica), el potente AVC Aix en Provence y el Nippo Martigues EF (ambos franceses).
El recorrido
