El igeldoarra Onditz Urruzmendi, ex ciclista en las categorías sub-23 y Elite, colgó la bici al concluir 2021, cerca ya de cumplir 26 años. En cualquier caso, dio continuidad entonces a su relación con el mundo de las dos ruedas, desde la faceta de preparador. Poseedor del Máster de Alto Rendimiento de Deportes Cíclicos, acaba de inaugurar en la red social Instagram la cuenta zurekin_prestakuntza junto a su compañero Eneko Iparragirre, y dirige también los entrenamientos de uno de los protagonistas de las líneas contiguas, Gorka Sorarrain.

Requerido para ahondar en los beneficios de las concentraciones en altura, Urruzmendi comienza relativizándolo todo. “Sobre este tema hay estudios de todo tipo. Así que no quiero aparecer aquí diciendo que quien suba a Sierra Nevada va a experimentar esto o aquello. El danés Mads Pedersen, por ejemplo, ya ha declarado más de una vez que no le volverán a ver en altitud, porque subió una vez y no le sentó bien. Obviamente, también existen teorías y motivos para pensar que las concentraciones repercuten positivamente en el rendimiento. Lo que pasa es que, como cada cuerpo es un mundo, hay que ir recurriendo sobre la marcha al ensayo-error”.

"Subir bien", clave

En esas han andado estos días Urruzmendi y Sorarrain, durante el primer stage en la carrera del ciclista tolosarra. “El pasado verano ya pensamos en hacer uno. Pero Gorka se cayó en la Vuelta a Portugal y preferimos dejarlo, porque una de las premisas más importantes es muy clara: si vas a subir a la altura, tienes que hacerlo en buen estado físico y hematológico. Si no estás bien, no merece la pena”. En el presente marzo sí se han dado las condiciones. “El corredor se encontraba en buen estado, así que, hablándolo con su nutricionista y con los responsables de su equipo, dimos el paso”.

Así, Sorarrain ha acumulado más de dos semanas buscando en Sierra Nevada “una eritropoyesis” natural. ¿El qué? “Básicamente, que Gorka experimentara una mayor producción de glóbulos rojos, gracias a vivir en una ubicación con menor presión atmosférica y menor concentración de oxígeno”. En teoría, esto tiene que redundar luego en un crecimiento del nivel competitivo. “Se supone que ahora, al bajar al nivel del mar, crece el rendimiento, se produce un incremento del V02max (cantidad máxima de oxígeno que el cuerpo puede consumir durante el ejercicio) y mejoran los umbrales (algo así como los límites en el ritmo cardíaco del corredor en competición)”.

Ocho días antes

En cualquier caso, Urruzmendi insiste en lo del “ensayo-error” y vuelve a poner a Sorarrain como ejemplo. “Ha sido su primera concentración, así que ha vuelto a casa en domingo (ayer), ocho días antes del objetivo (la Itzulia). Si buscara rendimiento en una clásica, podría bajar de la altura la víspera para intentar ofrecer su mejor nivel. Sin embargo, hablamos de una vuelta de seis días que, en este caso, haría coincidir varias etapas con un posible valle de rendimiento. La teoría dice que puede darse un bajón dos o tres días después de bajar, prolongándose por espacio de otros dos o tres días más. Como no sabemos aún cómo va a responder Gorka, evitamos este riesgo haciéndole volver con antelación”.

De momento, el control realizado al ciclista desde la distancia habla de que este ha asimilado bien los entrenamientos y el posterior reposo en altura, desarrollándose sus sesiones de bicicleta en las inmediaciones de Granada. “Sorarrain vivía, descansaba y dormía en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, pero yo le decía que se entrenara abajo. Si fuera a correr un Giro con etapas en el Stelvio o en el Agnello, le habría pedido que se sometiera a estímulos similares a los de la carrera. Pero la Itzulia se corre al nivel del mar y no tiene sentido entrenar arriba. Para que pueda trabajar con la intensidad adecuada, lo mejor es que baje y que combine esas sesiones con los beneficios de la altura durante el resto del día”.