"Invertir en el ciclismo es como echar billetes a una caldera. Es quemar el dinero”. Es una de esas frases que sirven para enmarcar la naturaleza de una disciplina repleta de gastos fijos, incluso antes de comenzar el curso, e incierta en cuanto al capítulo de ingresos.

Asoman entonces los estudios de mercado y los gurús del marketing para fijar eso tan etéreo y difícil de concretar como el denominado impacto económico generado por la visibilidad de las marcas.

Hay quienes sostienen que una ecuación, un cálculo, valida la inversión y que por cada euro invertido se obtienen X de beneficio. Otros, sin embargo, son más prudentes, acaso escépticos, y prefieren observar el fenómeno con más frialdad y menos entusiasmo.

En un deporte sin ingresos televisivos por los derechos de imagen ni por reparto de dinero por la venta de entradas (no las hay), la supervivencia económica la garantiza el desembarco de generosos patrocinadores a través de dos vías: poderosas empresas y equipos Estado. Así al menos se construye el relato del WorldTour, la categoría de lujo del ciclismo.

El gigante Red Bull

Red Bull, la empresa productora de bebidas energéticas más poderosa del mundo, –en 2022 obtuvo unos ingresos de 9.684 millones de euros según sus propios datos, los mejores de su historia tras vender más de 11.500 millones de latas– ha desembarcado en el WorldTour. El gigante austriaco ha adquirido el 51% de la sociedad que gestiona el Bora.

La operación, a falta del cierre definitivo de los contratos, es un hecho. La incorporación de Red Bull, que hasta el momento patrocina individualmente a Van Aert, Thomas Pidcock o Anton Palzer, –esos ciclistas lucían el logo de la marca en los cascos de competición, diferentes al resto de sus compañeros– puede impulsar la estructura alemana que lidera Roglic. 

La operación ha agitado el WorldTour porque ingresaría un actor, Red Bull, con una gran poder económico. La multinacional, que emplea a más de 15.000 personas alrededor del mundo, posee dos escuadras de Fórmula 1, varios equipos de fútbol y hockey hielo, está presente en la vela y patrocina a muchos deportistas a nivel individual.

En Euskal Herria, Iñaki Osa Goikoetxea, uno de los mejores puntistas de todos los tiempos, y el surfista de grandes olas, Natxo González, cuentan con el apoyo de Red Bull a modo de soporte económico. El empuje de la marca del toro rojo se suma a un WorldTour que está adquiriendo cada vez mayor relevancia como producto global.

Otras grandes firmas

La llegada de la marca de bebidas energéticas acompaña al reciente despliegue del Lidl, que se presentó en Bilbao durante la Grand Depart del pasado Tour, como sponsor principal del Trek. La cadena de distribución de alimentos alemana es un gigante de su sector y ha fortalecido al equipo, que ha crecido exponencialmente.

El Visma, antaño Jumbo, también ha recibido un formidable apoyo económico a través de Lease a Bike, una empresa que se dedica al préstamo de bicicletas. Está presente en 30 países y cuenta con 13.000 empleados.

Cuenta con el respaldo de Pon, una multinacional de los Países Bajos y Volkswagen Financial Services, la financiera de uno de los mayores constructores de coches del mundo.

Al Ag2R se ha incorporado Decathlon. El coloso francés de la distribución de ropa deportiva será el principal patrocinador de la formación gala. Esas son las últimas grandes empresas que han recalado en el WorldTour, donde los generosos presupuestos están cada vez más presentes.

equipos estado No conviene olvidar, que Ineos, la mayor petroquímica de Reino Unido, sostiene a su equipo homónimo con uno de los presupuestos más altos del pelotón. Jim Ratcliffe, el hombre más rico de Inglaterra, abandera el proyecto del otrora Sky.

Equipos Estado

En el petróleo también se posa la riqueza inabarcable del UAE. El equipo de los Emiratos, que cuenta con Pogacar, un ciclista con una nómina próxima a los 10 millones de euros anuales (el mejor pagado del mundo) y una cláusula de entre 100 y 120 millones, maneja un presupuesto formidable, probablemente el mayor del WorldTour.

El UAE responde punto por punto a la naturaleza de los equipos Estado, una estirpe muy arraigada en el WorldTour. El Bahrain también pertenece a ese perfil. El Astana dispone del apoyo de Kazajistán, otra nación como emblema de un equipo.

El Jayco australiano cuenta como segundo sponsor a Alula, una ciudad de Arabia Saudí. El dinero árabe es una constante también en el ciclismo y sirve para maquillar a través de la competición unos países que no casan muy bien, precisamente, con el respeto de los derechos humanos.

El fulgor de las estrellas

Red Bull es la última gran firma en asomar al ciclismo, revitalizado por una generación de competidores formidables. Pogacar, Vingegaard, Roglic, Van der Poel, Van Aert o Evenepoel han redimensionado el espectáculo y las marcas quieren unir sus nombres al WorldTour. “Siempre es bueno que se incorporen grandes marcas porque mejoran las condiciones de los ciclistas y los trabajadores”, describen desde el pelotón.

Los posibles riesgos

El riesgo es la brecha que se puede abrir entre los equipos que tienen la suerte de contar con los mejores patrocinadores y el resto, que se mantienen con decoro pero se alejan de los triunfos porque no les alcanza el dinero para sostener el pulso con los más ricos.

En el WorldTour, las victorias se concentran cada vez más en los equipos con más potencial económico porque les facilita la contratación de mejores ciclistas y les dota de capacidad para disponer de lo