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‘De Gendtazo’

Volta El belga agarra el liderato tras vencer en solitario en una escapada en la que estuvo bizkarra

‘De Gendtazo’Foto: Efe

Donostia - Probablemente, en Thomas De Gendt respira el ciclismo primigenio, salvaje, indomable y juguetón que siempre acompañó a eso que se llama salir a dar un vuelta para sentir el viento en la cara y una brizna de libertad. Cuando los coches a los que uno aspira son de miniatura, nada como la bicicleta para que la emoción y las aventuras pedalean por los días de primavera, la única revolución posible. De Gendt (Lotto) tiene el alma intrépida, siempre dispuesto a fugarse. Experto en huidas, De Gendt es un hombre a una escapada pegado, el rostro más reconocible cuando se trata de cabalgar en solitario, su especialidad. Nada tan emocionante para De Gendt como agarrar el petate sin más rumbo que recorrer la carretera por el placer de hacerlo, como los moteros que mastican la Ruta 66. El belga que colecciona fugas a lo Steve McQueen en La gran evasión y que posee el espíritu irreductible de Paul Newman en la Leyenda del Indomable, dispuesto a la próxima pelea aunque en su rostro se acumulen los días en la lona, se coronó con la victoria y el liderato tras una huida hacia delante.

El belga compartió plano con Mikel Bizkarra (Euskadi-Murias) -otra vez valiente- y Lluís Mas (Caja Rural) desde que el primer gran puerto del día, el de Bracons, apartó a Torres (Burgos-BH) y Chervier (Ag2r) del tablero. De Gent, un percherón que mastica kilómetros con indudable clase, pudo con el motor de Bizkarra y Mas. También con el resto, los favoritos, que no pudieron dar con su paradero tras la agitación en Port de Collabos. Marc Soler se animó y a su espalda se formó un cuarteto con Quintana, Frank, Pinot y Simon Yates. Enredados en sus cuitas, tuvieron que plegarse ante el flamante belga en Camprodón. Allí le silueteó el sol. Un jinete crepuscular con sus perseguidores a un puñado de segundos, entre ellos Valverde, que se quedó sin zamarra de líder.

Antes de que el sol dorara la espalda al belga, De Gendt hizo migas con Bizkarra y Mas, quienes más resistieron su propuesta de rompe y rasga. Los tres recorrieron mucho paisaje compartiendo esfuerzo y relevos; solidarios, mosqueteros. Tanto Bizkarra como Mas sabían que De Gendt poseía otro voltaje. Enrolados en el mismo fotograma atravesaron la tercera etapa de la Volta, hasta que el belga elevó la potencia de su poderoso motor centroeuropeo y aisló a Mas y Bizkarra. Los abandonó a ambos en el arcén de la fatiga. Restaban 20 kilómetros para rematar la etapa, que se quedó sin el final de Valter 2.000 por culpa de la nieve. Arrancada la montaña, en una jornada a la que le quedó la nariz chata, De Gendt, un grande, se hizo gigantesco. Imparable.

Tomó aire y acompasó el ritmo el belga, que disfruta en soledad, en su diálogo con la carretera. Devoró kilómetros con su estampa de rodador, esa que los belgas tienen desde la cuna, y acometió el ascenso a Port de Collabos con diligencia, con la mirada estirada, tachonada en el frente. Los estirones del Mitchelton y del Movistar recortaron la cuerda del belga, pero no le ahogaron. Bizkarra y Mas se entregaron. Hacia tiempo que De Gendt había roto la correa y corría libre, sin bozal, como a él le gusta. En el retrovisor Adam Yates se astilló tras un caída y tuvo que abandonar. Por delante, en solitario, el belga empuñaba la victoria tras exhibirse. 116 kilómetros entre pecho y espalda. Un De Gendtazo.