Ordizia - La tiranía del fútbol todo lo eclipsa. O casi. Cualquiera que teclee el nombre Rui Costa en ese enorme baúl de conocimiento digital que es Wikipedia será dirigido a la página de aquel talentoso centrocampista portugués retirado en 2008 después de una notable carrera en el Benfica, la Fiorentina y el Milan; y líder junto a Luis Figo y Joao Pinto de aquella denominada Generación de Oro que llevó a Portugal a conquistar el Mundial sub'20 de 1991. Para encontrar información sobre el Rui Costa ciclista (5-X-1986, Povoa de Varzim) hay que clickar un enlace de redireccionamiento. Sin embargo, el corredor del Lampre-Merida ha conseguido ser elegido en los dos últimos años mejor deportista portugués por encima de un icono mundial como es Cristiano Ronaldo.

Comparte nombre, y por lo tanto protagonismo, con uno de los deportistas más destacados de la historia reciente de Portugal.

-Así es (risas). Rui Costa ha sido uno de los mejores futbolistas portugueses de los últimos tiempos y, aunque hace años que colgó las botas, todavía es muy conocido en mi país porque ahora ejerce como director general del Bénfica. No soy el único Rui Costa, pero me gusta el nombre que decidieron ponerme mis padres. Además, me gusta el fútbol, disfruto mucho con un buen partido.

Pese a haber nacido cerca de Oporto, sus simpatías futbolísticas están más encaminadas hacia Madeira.

-Soy socio del Marítimo de Funchal. Todo viene de que guardo una muy buena relación con el presidente del club. El primer año en el que corrí el Tour de Francia sufrí una caída muy fuerte y el club me ofreció sus instalaciones para que pudiera llevar a cabo en ellas todo el proceso de rehabilitación.

Ha llegado incluso a entrenar con el equipo.

-Algún día sí que me he animado a bajar al césped con ellos y la verdad es que para mí ha sido una excelente experiencia.

Debe sentar más que bien eso de haber sido elegido mejor deportista del año en Portugal en 2012 y 2013 por encima de Cristiano Ronaldo, todo un icono mundial que trasciende del ámbito deportivo.

-Es algo muy importante para mí, pero no por el hecho de haber quedado por encima de Cristiano Ronaldo, porque soy consciente de que él está en otro escalón muy por encima de mí. Es un gran futbolista y un tremendo deportista. En mi opinión, es el mejor del mundo.

¿Le conoce personalmente?

-No, todavía no. Algún día espero tener la oportunidad de poder conocerle (risas).

El otro aspecto en el que está por encima del astro del Real Madrid lo representa el maillot arco iris que luce ahora mismo. Usted es campeón del mundo.

-Bueno... Pero él es el mejor futbolista del mundo. Ahora mismo es el Balón de Oro y eso es para Cristiano casi como llevar este maillot para mí.

El gusanillo del ciclismo le viene de familia.

-Mi padre, Manuel, no tuvo la oportunidad de llegar al pelotón profesional, pero siempre ha sido un gran aficionado al ciclismo. Siempre ha sido una persona muy importante en mi vida porque me ha apoyado mucho en todo momento y gracias a él nunca me ha faltado de nada. Mi hermano mayor, Mario Jorge, también es profesional y corre en un equipo portugués. De hecho, ayer mismo (por el domingo) fue segundo en una carrera que lleva mi nombre, el Trofeo Rui Costa, y que se disputa en mi pueblo, Povoa de Varzim. El día que me dijeron que le iban a poner mi nombre a una carrera fue una sorpresa increíble. Me alegré mucho porque comprobé que el gran esfuerzo que realizaron en su día mis padres ha dado sus frutos.

¿Fue el ciclismo su primera pasión deportiva?

-No. Antes de ingresar en el equipo Guilhabreau de Vila do Conde a los trece años estuve en atletismo. Hacía de todo, pero lo que más me gustaba eran las pruebas de fondo.

El sacrificio, algo imprescindible para alcanzar la elite en el ciclismo, siempre lo tuvo presente en casa por el trabajo de sus padres.

-Sin duda. Tenemos una granja y somos una familia de productores agrícolas, trabajadores de la tierra. Tanto mi hermano como yo hemos pasado muchísimas horas en el campo. ¡Eso es salud!

¡Y trabajo!

-Y trabajo, es verdad. Estábamos bien preparados para realizar sacrificios, teníamos muy claro de qué iba eso.

Si le hablo del 29 de septiembre de 2013...

-El día que gané el Mundial de ruta, el día más especial que he vivido encima de una bicicleta.

Tras un extraordinario 2013 en el que además del Mundial ganó dos etapas en el Tour, la Vuelta a Suiza o la Klasika Primavera, entre otros triunfos, en el presente curso acumula seis segundos puestos pero aún no ha levantado los brazos. ¿Teme la maldición del arco iris?

-Para nada. Aún no he ganado pero lo importante es que he demostrado en varias carreras que estoy delante, con los corredores más fuertes.

Este año ha pasado del Movistar al Lampre-Merida. ¿Qué buscaba con este cambio?

-Para mí lo importante es que el equipo me está apoyando mucho y que me gusta el calendario de carreras que voy a llevar a cabo. Podría decir que lo que buscaba con el cambio es lo que he encontrado, el apoyo de todos y el hecho de que están conmigo al 100%.

¿Irá toda su temporada enfocada a dar un importante salto hacia adelante en el Tour de Francia ahora que será el referente de un equipo y no la alternativa?

-Esa es la idea, intentar seguir mejorando en la carrera más importante del mundo.