gasteiz. El primer trabajo de Iñigo Mujika como fisiólogo lo realizó con el mejor equipo de Europa de Natación cuando empezó su doctorado en Francia. Luego, pasó a analizar los datos de los ciclistas del Banesto. Entre ellos, Indurain. Suele decir que él estaba en la retaguardia de los estudios que realizaba Sabino Padilla, que en verano de 1994 sometió al campeón navarro a varias pruebas para tratar de medir sus opciones de batir el récord de la hora. Miguel pesaba entonces 81 kilos y tenía 24.000 kilómetros en las piernas. Sus datos fueron espectaculares: 79 mililitros por kilo y minuto de capacidad pulmonar y 572 vatios de potencia máxima. El 1 de octubre de 2010, Iñigo Mujika volvía a medir la capacidad de Indurain para un estudio sobre la pérdida de cualidades de los grandes campeones con el paso del tiempo. Tenía 46 años, pesaba bastante más y tenía muchos kilómetros menos en las piernas.
¿Cuáles fueron las conclusiones?
Una: que sigue siendo un fenómeno impresionante. En el momento de hacer la prueba tenía 46 años y dio valores absolutos -potencia máxima, consumo máximo de oxígeno...- de ciclista profesional bueno en activo. Logró 400 vatios de potencia absoluta. Eso es mucho. Aunque esos datos varían si lo relacionamos con su masa corporal, el peso.
¿Indurain es el mayor fenómeno que ha conocido?
Todos los grandes deportistas me impresionan. No solo por su capacidad, lo que indican los datos, sino por su trabajo y dedicación. Ninguno llega arriba sin esfuerzo. He visto grandísimos campeones en el mundo del fútbol, la natación, el triatlón, y no he mantenido contacto directo con alguien que tenga el palmarés de Miguel Indurain. Desde ese punto de vista, seguramente sea el deportista más impresionante con el que he tenido contacto.
¿Qué otros atletas le impresionan?
Lo que ha hecho Mireia Belmonte en este último ciclo olímpico ha sido impresionante. La gente no se imagina lo que hay detrás de esas dos medallas olímpicas que ha conseguido en Londres; su enorme trabajo, el de su entrenador o las aportaciones del resto del equipo. También soy, he sido y seguiré siendo un grandísimo admirador de Eneko Llanos. Y, luego, aunque sus resultados puede que no sean tan espectaculares, soy un forofo de Ainhoa Murua. Es mi debilidad.
¿Con qué leyenda habría trabajado?
Con el entorno de Phelps he tenido algún contacto porque su entrenador escribe una colaboración dentro de uno de mis libros, así que tengo un punto, pequeño, de nexo con él. Pero a quién no le gustaría trabajar con Bolt, Rudisha, Isinbayeva... Sería una gozada tener la oportunidad de colaborar con ellos, ver lo que llevan dentro, de qué están hechos.