DONOSTIA. Una melodía para los oídos del de Ormaiztegi, al que el director italiano trataba de tranquilizar en los metros finales; pero también de espolear. "Los jóvenes nos ponemos nerviosos", explicaba al término de la etapa, entre la locura que envuelve a una prueba de la categoría de la italiana.

Contagiado por esos ánimos, Izagirre bailaba su bicicleta, movimiento alegre, entre el pedalear de sus piernas. Se gustó el corredor de Euskaltel en los últimos metros sobre la línea de meta de Falzes, donde antes solo habían ganado José Luis Rubiera y Damiano Cunego, en 1997 y 2004, respectivamente. "Esto es la hostia", repetía una y otra vez el de Ormaiztegi, para sí mismo antes de lograr la victoria, cuando los recuerdos invaden la mente de los ciclistas, en plena euforia. Cruzó la meta y no tardó en ser secuestrado para el podio, también para la prensa, "todavía no he visto a ningún compañero", aseguraba.

Los vio después, en el hotel, donde le recibieron entre aplausos. En medio de la locura que se instauró en el pelotón en la primera hora de carrera, en la que llegaron a rodar a una media de 49,8 kilómetros por hora, muchos fueron los intentos de escapada neutralizados por el grupo principal, la serpiente multicolor que reptaba como escapando del peligro. Tardó en formarse la fuga del día, tantos como 69 kilómetros. Diez fueron los valientes que dejaron atrás al pelotón en la que a buen seguro fue la última opción de que una escapada llegase a buen puerto en la presente edición del Giro. Entendió a la perfección la consigna Izagirre, atento, con ese "don" que dicen que tiene quienes mejor le conocen para escoger las fugas buenas. Ayer demostró ser inteligente, leyó la carrera a la perfección y atacó en el momento exacto. Echó el freno el pelotón.

Reservó fuerzas para la exigente jornada de hoy. Dejó que la fuga se marchara. Sin ningún peligro para la maglia rosa que porta Joaquim Rodríguez, pues ninguno de los escapados suponía riesgo alguno para la clasificación general, la fuga fue abriendo hueco y llegó hasta los 11 minutos renta. Ese margen, el de la esperanza para los escapados, se mantuvo. La victoria estaba en los diez que marchaban en cabeza. El entendimiento entre los fugados fue total.

Todos entraron al relevo, conscientes de que se iban a disputar el triunfo de etapa entre ellos. El triunfo se iba a decidir en las rampas finales, camino a Falzes, en un repecho corto, apenas 2 kilómetros, pero exigente, con rampas de 8,6% de media. Habló entonces Cavallo, desde el segundo coche, el primero es el de Álvaro González de Galdeano, con Ion Izagirre. El director italiano, conocedor del terreno, le mandó vigilar la rueda de Herrada, el corredor del Movistar. Dicho y hecho. Obedeció sin rechistar el de Ormaiztegi. La vigilancia entre los escapados, miradas tensas, comenzaron a 10 kilómetros para el final de la etapa. Nervios a flor de piel, faltaban 5.000 metros para llegar a las rampas decisivas de la jornada.

La fuga se rompió en cuanto la carretera comenzó a picar hacia arriba. Acertó Domenico, Herrada fue el primero en intentarlo. Demostró tener fuerzas el conquense, que seleccionó la carrera. Aguantó bien Izagirre, que salió fácil a la rueda del de Movistar por detrás de Mathias Frank.

El de Ormaiztegi arrastró a De Marchi con él, formando un cuarteto en cabeza de carrera. Ágil en el pedaleo, elegante en los movimientos, el corredor de Euskaltel no dejó lugar para el respiro. Contactó con Herrada y no tardó en cambiar el ritmo. Hizo bailar la bici. Aguantó el envite Frank mientras el de Movistar y el de Androni cedían unos metros. No quería compañeros de viaje Izagirre, que lanzó el que a la postre sería el ataque definitivo.

Lo hizo en una curva, en el único tramo de la subida en la que había aficionados de Euskaltel. "Eran dos conocidos", explicó. Su triunfo, sin embargo, no fue un golpe de suerte. El de Ormaiztegi llegó al alto en solitario. Se sentó en la bici, apretó los dientes y comenzó a mover desarrollo en los dos últimos kilómetros. 2.000 metros de falso llano hacia la gloria. Puro sufrimiento. No dejó de mirar atrás. Buscaba referencias.

El pinganillo comenzó a echar humo. "Tranquilo Ion, tranquilo", le decía la voz de Cavallo. Los perseguidores frenaron, hincaron la rodilla mientras Izagirre seguía abriendo hueco camino de su victoria más importante; la segunda como profesional. otro 22 de mayo No es un dato válido más que para las estadísticas, pero el triunfo Izagirre en Falzes llega justo un año después de la victoria de Mikel Nieve en Val di Fassa.

Fue el 22 de mayo de 2011, domingo. El corredor leitzarra, líder de Euskaltel-Euskadi en este Giro de Italia, logró una victoria cum laude en la etapa reina de la prueba. Este año, el corredor navarro tratará de repetir la gesta del año pasado en alguna de las tres jornadas de montaña que restan. Gracias al triunfo de Ion Izagirre, la escuadra naranja ha cumplido uno de sus objetivos.