Homosexuales, lesbianas, LGTBIN.G.
Menudo temazo, controvertido y necesitado de mucho abrazo y de mucha comprensión. Quiero decir que es un tema resbaladizo, peliagudo y difícil de plantear, pero necesitamos más cercanía, más corazón y menos cerrazón, condenas…
La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) no considera la homosexualidad como enfermedad. Deseo que poco a poco esta realidad se vaya superando, porque los homosexuales con iguales derechos, deberes y dignidad son merecedores de respeto como de cualquier otro, puedan llevar su vida como prefieran y que no sean despreciadas ni rechazadas o perseguidas por ello.
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¿Sería mucho pedir que la Iglesia Católica fuera dando pasos en este movimiento de la defensa de los derechos civiles de los homosexuales, procurando cambiar una situación injusta y antievangélica y puedan tener un sitio digno en la misma comunidad eclesial? ¿No necesitan bendiciones las parejas lesbianas y gays?, ¿por qué no puede ser unión sacramental bendecida por Dios?
Antes se hablaba de que la iglesia era mater et magistra (madre y maestra), es verdad que la comunidad eclesial tiene que enseñar, pero sobre todo ha de ser madre. Me acuerdo de aquel pasaje evangélico de la conducta de Jesús con la mujer adultera. No dudó en ir contra la ley machista, “nadie te condena, yo tampoco” (Jn 8,11).