Durante muchos años hemos sido clientes mi esposa y yo de la misma óptica. Mi esposa usaba audífonos y llegó un momento en el que nos dijeron que necesitaba cambiar (cosa que hicimos con un coste superior a 3.000 euros). Los financiamos a un año, pero con tan mala suerte que al poco tiempo mi mujer falleció y ya no sirven para nada, aunque tengo que seguir pagándolos.
Posteriormente, al graduarme la vista, fui a hacerme unas gafas nuevas que me salieron por unos 800 euros y me acordé de que teníamos una bonificación por la compra de los audífonos de 65 euros. Lo comenté en la óptica pero me dijeron que era personal y no podían hacerme el descuento a mí. No sé cómo se va a beneficiar ella si había fallecido.
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Por este motivo y por la indignación del caso, he dejado de ser cliente de mi óptica habitual. No entiendo cómo una empresa puede perder un cliente, cuando tenía una venta de 800 euros y no querer descontarme la bonificación de 65 euros que tenía mi esposa.