“Y de pronto perdió la noción de donde estaba. Y solo adivinaba en torno a sí, ojos feroces y agitados que le cercaban. Y bocas con lenguas afiladas y dientes infinitos. Miradas de vampiro; dientes de tiburón: muy fúnebres las dos…”. Caperucita roja, cuento inmortal de Perrault y los Grimm –ambos comparten el prestigio, aunque difieran en matices–. El relato fue llevado muchas veces a la gran pantalla, pero nunca como una película de intriga, donde ojos y dientes acusan a Caperucita de originar una guerra.

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Tal vez alguien pudiera madurar otro final del relato, donde Caperucita Roja y su abuelita china, atrapan y destruyen a los vampiros y tiburones. Veamos: La niña, violentada y de mil modos humillada, logra evadirse de la emboscada. La abuela cierra bien la puerta para mantenerlos a raya, y pone una caldera con agua hirviendo bajo la chimenea donde había cocinado unas salchichas con ketchup, mostaza, salsa barbacoa y picante; así, el olor atraería a los bribones lacayos de Mr. Aranceles que, tras hacer el saludo nazi, se ponen a comer y comer hasta reventar... Y Zelenski​, actor, abogado y actual presidente de Ucrania, fue feliz y comió perdiz (ucraniana, eh)… ¿Fin?