Aunque el edificio de la ampliación del Real Club Náutico de San Sebastián (RCNSS), inaugurado en agosto de 1929, el proyecto de Labayen y Aizpurua, fue el resultado de negociaciones con el Ayuntamiento donostiarra.
Aunque la leyenda urbana habla, más que cita, de desavenencias en el Ayuntamiento donostiarra por su diseño -por considerarlo antiestético y desmerecedor de la perspectiva general de la bahía-, que retrasaron el proyecto.
Este no fue el verdadero problema. Aquel Ayuntamiento, celoso del patrimonio paisajístico de nuestra ciudad, se oponía a cualquier construcción que tapase a los ciudadanos, la vista de La Concha donostiarra, que para ellos era un patrimonio.
Hace unos día paseando con unos amigos extranjeros me encuentro que no puedo acercarme a la barandilla, en tres edificios del citado paseo. Incluso en uno de ellos, además de que las sillas y mesas impedían el acceso, habían puesto un vallado.
Por ejemplo, el Aquarium tiene su terraza libre, el RCNSS no impide el paso de la playa a la pasarela , algo normal .
La Ley de costas lo desarrolla con claridad: No se puede colocar obstáculos que impidan el transito. Se prohíbe edificar, cerrar o privatizar el acceso.
Si un terreno privado invade la servidumbre de tránsito, la administración puede expropiarlo o exigir su adecuación.
¿Es labor de los particulares llamar la atención sobre este tema o tienen que velar, como lo hacían en 1929 el Consistorio municipal?