He leído con mucho interés en este periódico el artículo De dónde viene la tradición de dejar los zapatos debajo del árbol en la noche de Reyes. Dice textualmente: "Otra versión nos traslada hasta los siglos XV y XVI en los Países Bajos. Según la tradición, los pobres dejaban sus zapatos fuera de los templos para que los ricos depositaran allí sus limosnas. Al día siguiente, se repartían los regalos entre las familias pobres.

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En los Países Bajos se celebra San Nicolás el 6 de enero, personaje del mundo antiguo a quien se atribuye la identidad de Santa Claus, y la noche anterior todavía se deja un zapato fuera de casa". Permíteme aclarar algunos aspectos sobre las tradiciones neerlandesas y el papel de los zapatos durante la celebración de San Nicolás, ya que la historia y las costumbres en los Países Bajos no son exactamente como las describe el artículo. En los Países Bajos, el momento culminante de la celebración de San Nicolás tiene lugar en la noche del 5 de diciembre (en Bélgica es más común celebrarlo en la mañana del 6 de diciembre). Durante esa noche (o mañana, en el caso belga), San Nicolás, acompañado de sus ayudantes, lleva una bolsa de regalos a las casas. Es en las dos o tres semanas previas a esta fecha cuando los niños (y a veces también los adultos) colocan sus zapatos frente a la chimenea o en un lugar similar. Durante la noche, San Nicolás y sus ayudantes los llenan con sorpresas. La tradición de colocar los zapatos se debe a lo siguiente. La celebración de San Nicolás sustituyó hace siglos a la veneración de Wodan (nombre germano o sajón para Odin, la principal figura del reino de los dioses nórdicos). Wodan era considerado el patrón de los zapateros, lo que dio origen a la costumbre de poner el zapato como un acto simbólico de homenaje y para pedir la clemencia de este dios.