¿Cuál será mi futuro?

Esta pregunta acerca del futuro laboral revela que el 46% de los jóvenes nacionales (estudio realizado por Educa2020 y Fundación Axa) entre 16 y 29 años, creen que la formación que están realizando no les servirá para encontrar un trabajo adecuado a su formación. ¿Por qué? Son diversas las causas: el desajuste entre la educación y el mercado laboral, la alta tasa de paro juvenil, la precariedad laboral y la sobrecualificación, la incertidumbre económica y social, los cambios en el valor educacional (con alternativas como cursos en línea y formación autodidacta), y, sobre todo, la falta de orientación profesional. En la UE, esta alta tasa de desconfianza en los estudios es especialmente pronunciada en el sur y el este europeo. En contraste, en países como Alemania, la desconfianza baja al 25%, gracias a una educación más orientada al mercado laboral. El sistema educativo, tanto nacional como europeo, precisa de una reforma y transformación que se está haciendo de rogar. Ante estas dudas de los jóvenes sobre su futuro laboral, hoy tenemos respuestas en las bajas tasas de natalidad, la tardanza en salir del nido familiar, y, sobre todo, la falta de implicación en las cuestiones ciudadanas, como ir a votar. Todo comienza con la educación, la base sobre la que se construye el futuro de nuestros jóvenes y de nuestra sociedad. Veremos si la nueva Comisión Europea, incluso con la reelección de su presidenta, será capaz de priorizar un sistema educativo que languidece y agoniza, en parte porque tanto quienes lo implementan como quienes lo reciben han perdido la confianza en su efectividad. Hay soluciones, como orientar la formación hacia un mercado laboral cambiante, con demandas de técnicos en nuevas tecnologías y economía verde. Solo con un compromiso decidido por parte de estas instituciones podremos construir un futuro donde la educación sea el verdadero motor de progreso y bienestar para todos.