Ahora que está en boca del presidente del gobierno y el debate se extiende a las demás fuerzas políticas, habrá que recordar que también el Parlamento Vasco, tuvo su particular lawfare. La organización ultraderechista Manos Limpias hizo todo lo posible hasta conseguir llevar a los tribunales al entonces presidente del Parlamento Vasco, Juan Mari Atutxa, y los otros dos miembros de la mesa, Gorka Knörr y Kontxi Bilbao. Se les condenó por no disolver en la cámara vasca al grupo Sozialista Abertzaleak. El mencionado caso fue largo en el tiempo y tortuoso para los afectados. El Supremo tuvo que aplicar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos diez años después, por entender que no había habido desobediencia en los hechos de la Mesa de Parlamento. La judicatura española necesita una profunda renovación, empezando por el Poder Judicial. De lo contrario, seguirá habiendo fallos que desnaturalizan el buen sentido de la justicia, y porque algunos magistrados interpretan la ley en función de su ideología.