Hay un problema que arrastramos en Navarra desde hace décadas. En muchos municipios, la mayoría de la población quiere que se ponga la ikurriña en el ayuntamiento, con el resto de las banderas oficiales. Simplemente porque es la bandera de todos los vascos. Por ello figura también en los de Iparralde, junto a las de Francia y Europa. Pero en nuestra tierra, bajo amenaza de fuertes multas, han logrado impedirlo. Es algo contrario a la libertad y democracia. En Madrid se está preparando la celebración del Orgullo LGTBI. Por ello plantean colocar la bandera del arcoíris en la fachada de la casa consistorial. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, recuerda que una sentencia del Tribunal Supremo establece que en los mástiles de los ayuntamientos únicamente pueden ondear las banderas oficiales. Por ello, propone que la bandera sea representada mediante la iluminación de la fachada. Por su parte la vicealcaldesa, Begoña Villacís, ha indicado que puede colocarse “en forma de pancarta”. En nuestra tierra las festividades locales comenzarán pronto. Haciendo caso de esas sugerencias, la ikurriña podría estar presente en la fachada de los ayuntamientos, en el momento del txupinazo, cumpliendo la normativa vigente. Ya es hora de que comencemos a superar esa anomalía. Sería deseable que las alcaldesas y alcaldes interesados actuaran de forma decidida e inteligente, desatando una oleada festiva que se prolongue a lo largo del verano, respetando también al resto de las enseñas oficiales. Hay que agradecer a los autores de las ideas. Almeida y Villacís: eskerrik asko.