Siempre he pensado que la ecología no debe ser, ante todo, una moda, sino amor sincero hacia la naturaleza. Eso lo hemos percibido mucho en nuestros mayores, y de manera particular, en nuestros baserritarras y agricultores. Resulta fácil proclamarse ecologista y apuntarse a todas las iniciativas más espectaculares de este movimiento social de los verdes, hoy día, por cierto, muy necesario. Lo que ya no es tan fácil es vivir ecológicamente, cuidar debidamente lo que depende de ti, vivir con un estilo sobrio que respete el medio ambiente. Hay momentos en que pienso en todo el ímprobo trabajo de nuestros barrenderos y personal de limpieza: "¿no es más ecológico no ensuciar que limpiar lo que hemos ensuciado? El pasado 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente. La clave de esta conmemoración es fomentar las buenas prácticas ambientales. No soy ningún geólogo ni biólogo y menos botánico, pero la madre naturaleza nos está mandando mensajes del cuidado, de ser administradores sabios y prudentes y no tener la actitud de expoliadores que con su progreso se comen su propia existencia. En definitiva, la ecología es una cuestión de sensatez y de sabia y prudente administración de los recursos naturales. Corremos el grave peligro de que el desarrollo económico y el progreso científico-técnico devoren irremisiblemente nuestro planeta. Si no protegemos nuestro patrimonio natural, podemos acabar con él y hasta con nosotros mismos.Joxeagus Arrieta