Justicia, por supuesto, pero humanidad también, aunque ellos no la tuvieron precisamente con los asesinados, secuestrados, amenazados, extorsionados, exiliados etc, etc, etc. Entiendo que la inactividad del Gobierno español está llegando a un punto absolutamente demencial en la coordenada de los presos enfermos graves de ETA, por no decir terminales. El mero hecho de medir con escuadra y cartabón, dos meses, el presunto tiempo de vida que le pueda quedar a cualquiera de ellos como condición sine qua non para abandonar la cárcel sería hilarante si no constituyera una auténtica vesania y un irrespirable flirteo entre la salud, el sufrimiento y la muerte.
Y no olvidemos la frase de Tertuliano: La sangre de los mártires genera nuevos mártires. ETA ya es cosa del pasado, aunque no se hayan disuelto los restos del naufragio, pero actitudes como la descrita no hacen sino conceder oxígeno a quien tanto lo necesita.