¿Cuándo se ha concentrado tanta intensidad de cosas diferentes en un momento concreto de la historia? El río grande de la gente se divide en dos grupos: los que siguen a la Iglesia y los que quieren prescindir de Dios. Luego hay otras personas intermedias que creen en Dios pero no se han parado a reflexionar cómo funciona la vida desde esa perspectiva. Y, quitando a los falsos sabios que hacen ver que saben cosas mediante cartas y tonterías semejantes, solo quedan los buscadores de la verdad de la vida. De estos hay muy pocos en comparación con todo el resto.

Sabemos que la Biblia recoge la sabiduría de la vida, más en forma simbólica que histórica. El mismo Jesús recurre a parábolas, a ejemplos comparativos para explicar mejor las cosas profundas. Y el llamado Apocalipsis de san Juan es un ejemplo claro de este tipo de lenguaje. Lenguaje simbólico que contiene información en clave, una parte tendrá interpretación racional y otra parte será como un cuento que llega directamente al subconsciente. Es decir, a nuestra alma.

Dicho todo esto, ¿qué está pasando en el mundo en este presente? Que estamos en medio de un cambio concreto: el final de una época grande y el comienzo de otra. ¿Final del mundo? Podría ser, si la pasión de los grandes dictadores pudiese más que el programa establecido por el "director de esta orquesta". Imaginemos si nadie le hubiese parado los pies al señor Hitler. ¿Cómo sería Europa en este momento? Imaginemos si en este momento un solo dictador quiere dominar a toda la humanidad mediante su fuerza nuclear. ¿Hay que esperar a que empiece su funcionamiento o hay que dialogar desde ya, mediante la palabra y la obra? Esto es el apocalipsis. Un conjunto de fuerzas terriblemente delicadas. ¿Fin de la vida en la Tierra? Espero que no. Fin de la época irracional y del orgullo avasallador.