Hasta hace unos días oímos en todos los medios de comunicación noticias sobre los mundiales de fútbol y hasta yo misma me contagié de alegría al ver cómo España llegó tan lejos hasta ser la mejor.

Pero me gustaría comentar cómo en los medios de comunicación nos empapan de fútbol hasta en la sopa, sin descanso, hasta pensar que los problemas del mundo se han acabado y esto sirve para no hablar de otros temas graves y preocupantes.

Está bien que el ser humano necesita distracción y evadirse de los problemas, pero hacer de ello una distracción para no preocuparnos de lo demás con noticias más importantes nos tiene adormecidos, embotados, anonadados... Todo en su justa medida, hasta conseguir distracción, alegría, placer de ganar y diversión.

Una de las cosas que es inaceptable es la cantidad que ganan los jugadores entre traspasos, primas, publicidad, etc. Se ha convertido en un auténtico negocio. Me parece denigrante e injusto en tiempos de crisis.

Este Mundial de Sudáfrica habrá traído mucho bienestar para algunos: mejora de carreteras, comunicaciones, turismo... dando una buena imagen de cara al exterior y desearía que todos estos beneficios fueran para las poblaciones más empobrecidas.

Hace unos días se emitieron algunos reportajes en una televisión local en los que se mostraba que a los pobres se les recluía en barrios o chabolas apartadas para que fueran invisibles, como si no existiesen, para no dar mala imagen.

Pero ellos, los menos beneficiados, también existen y nos tenemos que acordar de ellos. Se ha acabado el Mundial y allí quedan, en el desván del olvido.