La de influencer es una profesión en auge en los últimos años. Personas que se ganan la vida (algunas magníficamente) subiendo posts o vídeos en sus redes sociales contando su vida o sus trucos de belleza, promocionando productos, asistiendo a eventos con todos los gastos pagados... y por las que se pelean las marcas, que les pagan un dineral por aparecer junto a ellas.

De ahí que haya tantos jóvenes que quieran seguir sus pasos, porque la percepción de muchas personas es que se trata de un trabajo muy atractivo y que no requiere un gran esfuerzo, pese a que los y las influencers lo niegan. “No sabéis la cantidad de trabajo que hay detrás” es una frase, más o menos literal, que sale de casi todas sus bocas, tratando de convencer de que el dinero que ganan es bien merecido.

Pero ha aparecido una influencer que ha admitido lo que muchos piensan, que no es un trabajo tan duro. Se trata de Carla Flila, una joven barcelonesa de 25 años que tiene casi 800.000 seguidores en Instagram y nada menos que 4,4 millones en TikTok, donde acumula 250 millones de likes.

@carlaflila

Te alegra el día❤️‍🩹 ig @CarlaFlila

♬ M.A.I - Milo j

“No es un trabajo, trabajo. No es duro, lo siento”, afirma en el podcast La Influencia, que entrevista precisamente a influencers. “Es un chollo, yo estoy viviendo un chollo. Es vivir muy bien haciendo cuatro vídeos tontos como digo yo; depende obviamente, hay muchas clases. Es que es la verdad, y lo llevo diciendo desde hace muchísimos años”.

La catalana, de la que hace un par de meses se especuló que pudiera tener una relación con la televisiva Nagore Robles (viajaron juntas a Uruguay), asegura que se siente una privilegiada comparándose con la mayoría de trabajadores. “Lo puedo comparar con lo que es un trabajo de levantarte a las cinco de la mañana y llegar a tu casa a las nueve de la noche para ganar un sueldo normativo a por ejemplo estar aquí en unos focos, divina de la muerte, grabarme con mi Tiktok...”, afirma.

Y rebate a quienes, dentro de su profesión, aseguran que el suyo es un trabajo muy exigente. “Cuando me dicen: ‘Es que ser influencer es duro’. Duro no es. Lo siento, no es duro. Para mí no es duro. Para mí estoy viviendo un sueño que le gustaría tener a muchísima gente y ganar el dinero que gano por hacer cuatro tiktoks”, termina sincera.