El Papa ataca a la inteligencia artificial: "Puede aniquilar la dignidad humana"

Apenas lleva mes y medio en el cargo, después de que fuera elegido sucesor del fallecido Francisco I el pasado 8 de mayo, pero el papa León XIV va poco a poco mostrando sus líneas de pensamiento en determinados temas. Así, aunque parezca una dimensión bastante alejada de la Iglesia católica, el Pontífice estadounidense también se ha referido a la inteligencia artificial (IA), que poco a poco se va colando en casi todos los ámbitos de la vida. Y por lo que se ve no está muy a favor deesta nueva tecnología.

La dignidad, en peligro

Hace unos días pronunció un discurso ante la Conferencia Episcopal Italiana en la que compartió sus "preocupaciones pastorales", y entre ellas y como ya había expresado en varias ocasiones desde el inicio de su pontificado, evidenció que le inquietan profundamente "la inteligencia artificial, la biotecnología, la economía de datos y las redes sociales, que están transformando profundamente nuestra percepción y experiencia de la vida".

"En este escenario, la dignidad humana corre el riesgo de ser aniquilada u olvidada, sustituida por funciones, automatismos y simulaciones. Pero la persona no es un sistema de algoritmos: es una criatura, una relación, un misterio", agregó. Recomendó entonces "cultivar la cultura del diálogo" y que las parroquias "sean espacios de escucha intergeneracional, de confrontación con mundos diferentes, de cuidado de las palabras y las relaciones".

Transmisión de la fe y paz

León XIV destacó que hoy en día "se necesita un renovado impulso en el anuncio y la transmisión de la fe" para ayudar a las personas a vivir una relación personal con Dios porque "en un tiempo de gran fragmentación, es necesario volver a los fundamentos de nuestra fe". Asimismo, instó a los representantes de la Iglesia "a desarrollar un enfoque pastoral en el tema de la paz" y a ser sus "artífices en los lugares de la vida cotidiana".

De este modo, invitó a cada diócesis a "promover cursos de educación en la no violencia, iniciativas de mediación en conflictos locales, proyectos de acogida que transformen el miedo al otro en una oportunidad de encuentro" para que cada comunidad católica "se convierta en una casa de paz, donde se aprende a desactivar la hostilidad mediante el diálogo, donde se practica la justicia y se salvaguarda el perdón".

Junto a todo ello, a los obispos italianos también les instó a "tomar decisiones valientes" y a "estar cerca de la gente, compartir la vida, caminar con los últimos y servir a los pobres".