El cuidado de la piel es imprescindible para mantenerla cuidada, y aunque existen numerosos tratamientos y productos, los aspectos fundamentales son la limpieza, hidratación y exfoliación de la piel.
Asimismo, debemos tener cuidado con factores como el sol o el agua, ya que pueden dañar nuestra piel. Precisamente en relación al agua, la dermatóloga vasca Leire Barrutia explica cinco errores que cometemos al ducharnos y que dañan nuestra piel.
En primer lugar, la sanitaria explica que la ducha debe ser corta, de no más de cinco minutos. En referencia a la temperatura, hay que intentar que el agua no esté muy caliente.
Sobre la forma de limpiarnos la piel, Barrutia desaconseja el uso de esponjas, ya que pueden acumular suciedad y bacterias. Con las manos es suficiente para limpiarnos bien.
Asimismo, recomienda jabones suaves que tengan un ph similar al de la piel. También es importante que tengan pocos perfumes y ingredientes naturales.
Por último, la dermatóloga recomienda usar una crema hidratante al salir de la ducha para mantener nuestra piel bien hidratada.
Salud y bienestar
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y, sin embargo, muchas veces no recibe la atención que merece. Más allá de una cuestión estética, cuidarla es una necesidad de salud y bienestar.
Dentro de los hábitos recomendados por dermatólogos y especialistas, la exfoliación ocupa un lugar destacado, ya que permite mantener la superficie cutánea libre de impurezas y en óptimas condiciones para cumplir su función protectora.
Este proceso, que puede realizarse mediante productos físicos con pequeñas partículas o mediante fórmulas químicas a base de ácidos suaves, favorece la renovación celular y ofrece como resultado una piel más luminosa, suave y uniforme.
Facilita la absorción de productos posteriores
Pero sus beneficios van mucho más allá de lo estético. Una piel exfoliada no solo luce más saludable, sino que también está mejor preparada para absorber los productos que se apliquen posteriormente, como cremas hidratantes o sérums.
En consecuencia, los tratamientos cosméticos resultan más eficaces. Además, la exfoliación ayuda a mantener los poros limpios, lo que reduce la aparición de puntos negros y pequeños brotes de acné. Incluso la circulación sanguínea puede verse estimulada a través de los masajes que acompañan este proceso, aportando vitalidad y oxigenación al tejido cutáneo.
Limpieza, hidratación y protección
Cuidarse la piel implica adoptar rutinas constantes que incluyen limpieza, hidratación y, sobre todo, protección solar.
Los expertos insisten en que la exposición al sol es uno de los principales factores de envejecimiento prematuro, responsable de la aparición de manchas y arrugas. En este sentido, una rutina adecuada no solo embellece, sino que previene problemas futuros.
Una piel bien cuidada actúa como barrera frente a agresiones externas, desde la contaminación ambiental hasta los cambios bruscos de temperatura.
El impacto del cuidado de la piel también tiene un componente emocional. Sentirse bien frente al espejo repercute directamente en la autoestima y en la manera en que nos relacionamos con los demás.
La piel sana transmite vitalidad y genera confianza. Por ello, los dermatólogos coinciden en que la constancia es clave, y no basta con exfoliarse o hidratarse de forma esporádica, sino que es necesario integrar estos hábitos en el día a día.