Ducharse y lavarse el pelo son dos acciones que forman parte de los hábitos básicos de higiene. Si tienes el pelo corto y te lo secas al aire, no te costará mucho esfuerzo mantenerlo. Sin embargo, si luces melena o te gusta llevarlo arreglado, puede convertirse en un suplicio.

Habitualmente seguimos la misma rutina: humedecemos el cabello, aplicamos el champú, enjuagamos, aplicamos el acondicionador o la mascarilla, lo dejamos actuar y finalmente aclaramos el pelo. 

Después llegará el momento de secarlo con el secador y, por último, si te gusta llevarlo bien liso u ondulado, aún tendrás que pasarte las planchas o el rizador. Una ardua tarea teniendo en cuenta que casi siempre la hacemos a primera hora de la mañana, lo que nos exige levantarnos un rato antes, o por la noche, cuando ya estamos agotadas tras un intenso día de actividad.

Lavado inverso

Pues bien, si vives esclava del pelo porque se te ensucia enseguida y tienes que lavártelo cada pocos días, hay una técnica que promete varios beneficios y uno de ellos es que el pelo te dure limpio más tiempo

Se trata del lavado inverso y, como su propio nombre indica, consiste en invertir el orden de los productos a la hora de lavar el cabello, es decir, empezar por el acondicionador y acabar por el champú. Cada paso debe hacerse igual que en el lavado tradicional solo que en un orden distinto. 

Con el pelo húmedo aplicamos primero el acondicionador, insistiendo de medios a puntas. Procura no aplicártelo en la raíz ni tampoco en exceso, ya que si no la melena quedará apelmazada y pesada. Lo dejamos actuar durante unos minutos y después lo aclaramos.

A continuación, aplicamos el champú desde la raíz, masajeándolo bien para asegurar que se elimina el acondicionador por completo. Después se enjuaga, se aplica otra vez champú, si se considera necesario, y se aclara por segunda vez.

Champú y acondicionador para el cuidado capilar.

Beneficios para el cabello

Esta técnica permite que el cabello quede más ligero, hidratado, brillante y suelto y con más volumen y menos peso, sobre todo si se trata de un pelo fino, seco, dañado o incluso graso y lacio. Al aplicar primero el acondicionador, las cutículas absorberán todos los activos hidratantes.

Después, al aclararlo y lavarlo con el champú, este arrastrará todos los restos del acondicionador y el cabello quedará libre de todos esos residuos e impurezas que le dan un aspecto apelmazado. Si aplicamos el acondicionador en último lugar, las raíces se quedarán pegadas al cuero cabelludo dándole un aspecto graso y sucio.

Si además eres de las que te dura muy poco tiempo el pelo en condiciones, esta técnica es ideal para ti, ya que según los expertos te puede llegar a durar hasta siete días limpio.

Si pese a todo, por tus circunstancias personales, necesitas lavarte el pelo a diario debes saber que frente al mito de que es malo lavarlo todos los días porque así se ensucia más, los expertos aseguran que no hay ningún problema en hacerlo, siempre y cuando se lleve a cabo con los productos adecuados. Lo ideal es utilizar un champú neutro con un pH del 5,5 similar al de la piel.