Salir de fiesta es siempre una buena ocasión para divertirte, conocer gente y hablar con personas con las que de otro modo no cruzarías ni palabra. Si al cóctel de música, risas y cachondeo le añades el alcohol, la sensación de euforia y de desinhibición harán el resto para que te muevas por la fiesta como pez en el agua.

Aunque todos sabemos que la única tasa segura de alcohol es 0,0 g/l, puede que una cosa lleve a la otra y al final acabes tomando unas copas de más. Si la noche te confunde y además terminas ligando, tal vez al día siguiente descubras con sorpresa que tu conquista no es esa belleza que pensabas. Pues bien, según la ciencia, los cubatas, gin tonics o chupitos que te has metido entre pecho y espalda durante toda la noche no son los únicos responsables de ello.

Tampoco busques amparo en esos estudios que aseguran que cuando bebemos vemos a las personas de nuestro alrededor más atractivas. Estos atribuyen este efecto a un fenómeno conocido como gafas de cerveza (beer googles, en inglés).

La Universidad Roehampton (Reino Unido) defiende que se trata de un asunto de simetría bilateral y que solemos ver más atractivas a las personas cuyas dos mitades son totalmente simétricas. Señala que cuando bebemos dejamos de percibir la asimetría en rostros y cuerpos y todos nos parecen mucho más atractivos de lo que son.

Pues bien, frente a esto, un estudio reciente de la Universidad Estatal de Nueva Jersey (EEUU) publicado en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs desmiente esta teoría de las gafas de cerveza y asegura que no hay ninguna evidencia científica de que esto sea así.

Una mujer sujeta un vaso mientras baila en una fiesta.

Los participantes en este experimento debían valorar, estando sobrios y ebrios, el atractivo de varias personas a través de vídeos y fotos y tenían que elegir a cuatro de ellas para interactuar después.

Tras analizar los resultados, este estudio concluye que beber alcohol aumenta la posibilidad de que una persona se acerque a otra que le parece atractiva, pero de ninguna manera influye en la percepción de su belleza.

Especifica que el alcohol no hace ver al otro más guapo, sino más valiente al que bebe: aumenta la confianza en uno mismo y disminuye la sensación de vergüenza. Además, le da valor y coraje para querer conocer a esa persona que previamente ya le parece atractiva y que de otra forma no lo haría.

El consumo de alcohol también afecta al sistema nervioso central e impacta en la corteza prefrontal del cerebro asociada a las emociones. Esto hace que se supriman las inhibiciones psicológicas y se reduzcan la ansiedad, el estrés y los nervios. Además, quien bebe tiene más facilidad para hablar y expresar sus sentimientos, por lo que también le resulta más sencillo interactuar con los demás.

En cualquier caso, si sales de juerga y vas a beber, recuerda hacerlo con moderación. También puedes probar cómo es eso de divertirse sin consumir alcohol. Si te animas, descubrirás que es posible y te ahorrarás el mal trago del resacón del día después.