El Bidasoa visita este martes Limoges, cuna del patrón irundarra San Marcial y urbe del último milagro del balonmano francés: de no existir a debutar en Europa en 20 años. Sin prisa pero sin pausa, el equipo que lidera Alberto Entrerríos en el banquillo junto al exbidasotarra José Manuel Sierra busca alcanzar los cuartos de final de la EHF European League.

En sus filas un rostro muy conocido para la afición guipuzcoana: el excapitán del Bidasoa Jon Azkue. El oriotarra, que ha renovado hasta 2027, convive con otros grandes balonmanistas como el egipcio Seif El-Deraa (vinculado con el Barça la próxima temporada) e Ihor Turchenko (que con 13 goles para el Motor aniquiló al Bidasoa en el 33-31 de hace dos años). Con ellos, una prolífica pesca en el caladero de la Liga Asobal: Dino Slavic (Ademar), Faruk Yusuf (Granollers), Jennilson Varela (Cangas) y Tomislav Kušan (Logroño).

El jugador del Limoges Jon Azkue, a su llegada al pabellón Beaublanc Limoges Handball

El crecimiento lemosín, de no existir hace 20 años a debutar en Europa, tiene poco de milagroso visto desde una Liga Asobal que mira tanto al espejo francés. Ascendió a la Proligue o Segunda División en 2015 y el impulso llegó entonces.

El próximo rival del Bidasoa se estrena en Europa tras multiplicar por 13 su presupuesto en 9 años: de menos de 500.000 euros a más de 6 millones, según Sportune, el portal de 20 Minutes especializado en negocio del deporte. Cuando una buena gestión se sostiene en el tiempo hay pocos milagros: el Limoges dispone del cuarto presupuesto de la Liga francesa, por detrás del PSG (17,3 millones), Nantes (10,5 millones) y Montpellier (8,9 millones).

Un tercio del presupuesto de 6 millones el Limoges lo invierte en masa salarial (2,092 millones), algo más que el presupuesto total de su rival bidasotarra este martes. Los galos asaltaron la máxima categoría tras un gran trabajo de oficina: de ocho patrocinadores y empresas colaboradoras habían superado las 250.

La clave: el pabellón

El coqueto Gymnase de Buxerolles, al que acudían unos 100 espectadores, también dio paso al Beaublanc, escenario del choque de este martes, con capacidad para 4.798 espectadores

Esta instalación que más que duplica a Artaleku es la joya de la estrategia del club: en datos de la temporada 2023/2024 publicados por el portal especializado Ecofoot, convertía al Limoges en el club BHV (baloncesto-balonmano-voleibol, en siglas en francés) “con la mayor capacidad de recibir y responder al público VIP”.

El pabellón del Limoges, Beaublanc, durante el partido europeo ante Benfica Limoges Handball

Sin el maná televisivo que solo nutre al fútbol masculino de elite, el deporte busca otras vías para incrementar sus ingresos. En el caso del Limoges, contabiliza como VIP desde un representante institucional, al gran sponsor o al pequeño colaborador. E incluso patrocinadores que en lugar de toda la temporada les interesa disfrutar de la experiencia puntual de un partido.

Todo tipo de ofertas

La infraestructura de la que dispone en Beaublanc permiten a la división de Negocio del club galo ofrecer todo tipo de posibilidades, también en cuanto a espacios de recepción, divididos en función de la aportación de los sponsors. Desde un taller colaborador hasta una gran multinacional, todos son VIP.

En cada pospartido acogemos a un promedio de 1.350 espectadores VIP, con cuatro partidos por encima de los 1.850”, explicó el entonces director de Desarrollo del club, Kevin Boisseau, que sumó otras 900 personas en la zona VIP en la previa de cada choque: “Si sumamos ambas, llegamos a dar hasta 2.750 cenas”.

Varios espectadores asisten a un partido del Limoges en su zona VIP Limoges Handball

Tercer mejor pabellón de la EHF European League

Con casi 4.000 espectadores en las últimas dos citas continentales ante Kadetten Schaffhausen y Benfica, la gran cita europea de este martes registrará una gran entrada en el feudo del Limoges, uno de los tres equipos con THW Kiel y Montpellier que acumuló más de 10.000 espectadores en la Fase de Grupos. Una asistencia cuya clave, más que en el gran número total de espectadores, reside en la gran masa de VIP, la clave del milagro del Limoges, el último del balonmano francés.