El martes arranca un Mundial que entre Noruega, Dinamarca y Croacia abrirá un nuevo ciclo olímpico con la vista puesta en Los Ángeles 2028. Una cita que, sin premios extras en juego como un billete olímpico, muchas selecciones aprovecharán para introducir aire fresco y empezar a relevar efectivos con el objetivo de destronar a Dinamarca, que suma tres entorchados consecutivos.
Un Mundial con 32 selecciones y 108 partidos que irán desde el Italia-Túnez en la ciudad danesa de Herning hasta la gran final de Oslo el domingo 2 de febrero. Una cita con cinco sedes (tres de ellas, en Croacia) que contabiliza 48 partidos de una fase de grupos que termina el 20 de enero; la Fase Principal o Main Round que un día después arrancará en Oslo, la propia y las croatas de Zagreb y Varazdin. Esos mismos días la también adriática Poreč acogerá la Copa Presidente, una solución de 16 partidos para que los ocho colistas no se vayan a casa a las primeras de cambio.
La jornada final de la Copa Presidente coincide con la disputa el 28 de enero de los dos primeros cuartos de final, en la capital croata. El día siguiente, el 29, dos de los semifinalistas volarán desde Croacia hasta Noruega, donde se disputa la final y el tercer puesto, mientras los dos billetes jugarán los dos restantes en el Unity Arena de Oslo.
Tres sedes por primera vez
Tres candidaturas aspiraron de salida a llevarse este 29º Campeonato del Mundo: Croacia, Serbia y la conjunta de Dinamarca y Noruega con Suiza. Esta última se retiró y las negociaciones desembocaron en una candidatura conjunta de los dos países nórdicos con Croacia —que albergará el Mundial por primera vez desde 2009—. Noruega organizará por primera vez en su historia y Dinamarca, por tercera: en 1978 en solitario y en 2019, con Alemania. Tercer Mundial que se disputará entre varios países, será el primero entre tres países.
El majestuoso Jyske Arena de Herning, construido en 2010 por unos 44 millones de euros al cambio, alzará el telón con una ceremonia previa al Dinamarca-Argelia. La localidad, un pueblo de 46.000 espectadores que se ha convertido en el escenario del balonmano internacional danés, también será sede de Alemania, entre dos y tres horas de la segunda ciudad teutona —Hamburgo— y de dos capitales balonmanísticas como Flensburg y Kiel. La final se disputará en el Unity Arena de Oslo.
Además, el balonmano mundial acampa en el Norte de Europa. Si contamos las ocho ediciones organizadas desde Francia en 2017 y las adjudicadas hasta 2031, solo en una ocasión —Egipto 2021— habrá salido el Mundial del área entre los países escandinavos, Polonia, Alemania y el propio país francés. La co-organización de Croacia aporta diversidad a una máquina de éxito social.
Los favoritos, según el lado del cuadro
A la hora de analizar las opciones de los equipos, conviene atender a los dos lados del cuadro de competición. El que se disputa entre Dinamarca y Noruega repartirá dos plazas en semifinales entre selecciones como las dos anfitrionas, Alemania y España, sin obviar combinados como Portugal o Brasil. Este lado del cuadro verá el grupo A, el más parejo a priori, con Alemania, Polonia, República Checa y Suiza.
En Croacia se jugará la otra semifinal, por la que en cuartos deberían pelear combinados como Francia, Egipto y el local. Aun así, su clase media-alta se presenta más abierta, con equipos como Eslovenia, Hungría e Islandia, sin olvidar actuaciones recientes brillantes que Austria, Islandia e incluso Países Bajos podrían repetir.
En los últimos dos mundiales (en Egipto y en Polonia-Suecia), las cuatro semifinalistas han sido las mismas: la campeona Dinamarca, Suecia y Francia repartiéndose la plata y la propia selección española, que ha sumado los dos bronce.

La selección española, una vez más fuera de las 'favoritas'
Salvo en Francia en 2017 y Dinamarca-Alemania en 2019, la selección española ha llegado a semifinales desde Suecia 2011, con un balance de tres bronces y un oro en la única final a la que ha llegado (España, 2013).
Como en todas las ocasiones anteriores, la de Jordi Ribera es una selección favorita que la cátedra nunca incluye de antemano entre las aspirantes. Quizá ahora con más razón defenderán algunos: se planta en Oslo con cinco novedades.
Rostros jóvenes como los hermanos Petar y Djordje Cikusa, Víctor Romero e Ian Barrufet —Ferrán Castillo es el último descartado— que, sin embargo, ya saben lo que es ganar el Mundial y el Europeo. Poca broma con la generación 2004/2005 y menos aún a medida que transcurran campeonatos de este ciclo olímpico hasta 2028.
Gipuzkoa y el Bidasoa, en el Mundial
La afición guipuzcoana tendrá ante sí otro evento con variados puntos de interés. Además de los citados Odriozola y Garciandia, entrenados por el exbidasotarra Jordi Ribera —el preparador físico amarillo, Nacho Torrescusa, forma parte del cuerpo técnico—, otros jugadores y exjugadores del Bidasoa participarán en la cita.
El Bidasoa Irun contará con cuatro efectivos en las pistas del Mundial: el argentino Leo Maciel, los hermanos Salinas con Chile y el cubano Dariel García. A expensas de lo que suceda con el cedido en Guadalajara Piotr Mielczarski con Polonia, esos cuatro podían haber sido siete, porque además de Pedro Pacheco, dos habituales como Matheus Francisco da Silva y el polaco Jakub Skrzyniarz, que aprovecha el parón internacional para una intervención cardíaca, no llegan a tiempo.
Fuera del 40x20, veremos a ilustres como Aitor Etxaburu como seleccionador de Chile, Alfred Gíslason en Alemania, José Manuel Sierra en el cuerpo técnico de Juan Carlos Pastor en Egipto, y Ribera y Torrescusa en la selección española, que cuenta con los bidasotarras Gorka y Asier Nieto, y el irundarra Iñaki Peciña en la lista de 35 efectivos en caso de que alguna lesión.