La carrera de Juantxo Villarreal se terminó en 1997, cuando el técnico tenía 50 años y llevaba 22 al frente del Bidasoa. El inicio de sus "inquietudes" como entrenador, sin embargo, se remonta a cuando tenía diez u once años y "salseaba" en su Errenteria natal. El técnico empezó en el balonmano "cuando se creó Ereintza —1958—. El fútbol no me llamaba la atención y, como no había otra cosa, empecé a observar el balonmano. Yo veía una jugada y al día siguiente en la calle Santa Clara repetía las jugadas y experimentábamos. Jugaba de organizador del ataque; era mal defensor".

El técnico indica que "si en Errenteria en aquella época hubiera habido baloncesto" -otra de sus grandes pasiones-, "igual ahora estaríamos hablando de baloncesto. O de nada".

Villarreal sonríe al recordar los duelos entre el equipo juvenil de Ereintza y el Bidasoa de Beñardo García: "Yo les odiaba. ¿Quién iba a decir que iba a pasar tanto tiempo allí, y encima haciendo amigos para toda la vida? Nosotros íbamos de finolis, hacíamos más juego, y luego nos ganaban en partidos épicos que terminaban cuando llovía 4-3 o 5-4. Era otra época, las guerras entre pueblos estaban más definidas. Luego, cuando te metes en la alta competición, en el profesionalismo, se disfruta menos".

En 1975, el técnico de Errenteria recaló finalmente en Irun. "Solía ir a los partidos del Bidasoa porque hacía de ojeador para el Arrate. En aquella época éramos ya avanzadillos e iba con un minigrabador donde registraba los comentarios. El hermano de un directivo me confesó que se puso al lado mío porque pensaba Este tío raro, ¿que hará hablando solo?".

La andadura de Villarreal en el banquillo irundarra no comenzó con buen pie: "En mi primer año, con Emilio Visiers como presidente, se produjo un descenso donde tuve arte y parte, y la suerte de que alguien confió en mí, porque lo normal es que me hubieran echado a la calle. Después la trayectoria fue muy lineal. Los primeros años empezamos salvando las promociones, subiendo hacia la mitad de la tabla, clasificándonos para una competición europea, para terminar redondeándolo con el título. Y esa evolución fue conjunta, del club y de las personas que lo integraban. Formamos un grupo que éramos siempre los mismos, y fuimos mejorando. Fuimos de menos a más, hasta terminar con el título. Y luego, tuvimos esa pizca de suerte".