donostia - La cuarta presidenta en la historia del club atiende a este periódico de buena mañana, antes de afrontar un verdadero maratón de reuniones. Transmite una ilusión tremenda por consolidar un proyecto que lleva muy dentro. No en vano, era aficionada desde la época de LEB 2 y entró en el Consejo en 2007. Promete trabajo y espera concretar pronto las ayudas institucionales y la entrada de un patrocinador para pintar un futuro más halagüeño. Aunque advierte que esta próxima temporada será aún “de transición”. No en vano, pesan las deudas acumuladas estos últimos cursos de penurias.

¿Cómo van sus primeros días como presidenta?

-Llevo ocho años en el club, tres de ellos como vicepresidenta, y conozco la casa, pero está siendo diferente. Reuniones con empresas, con el cuerpo técnico, hablar con la prensa... está siendo más intenso.

Álvaro Bilbao lo dejó porque no tenía tiempo. ¿Usted lo tiene?

-Si. Ahora mi trabajo me lo permite. Espero dedicarle un tiempo importante al cargo porque es necesario y además lo merece.

Es abogada.

-Sí, empecé a ejercer nada más acabar la carrera pero hace unos doce años que dejé la profesión y empecé a dedicarme al negocio familiar junto a mi hermano.

Se emocionó en su primera rueda de prensa como presidenta.

-Bueno, en un momento dado estaba rodeada de gente querida, levanté la cabeza, los vi y me emocioné. Fue un cúmulo de sensaciones. No podía seguir hablando. Me haré más a hablar a los medios.

Es la segunda mujer presidenta en la historia de la Liga ACB.

-No deja de ser novedoso, pero no quiero ser noticia por eso, es algo que debería estar normalizado. El baloncesto es un deporte con una presencia muy habitual de las mujeres en el público, y en Illunbe diría incluso que más que en otras canchas.

Los de su alrededor la describen como una buena persona, cercana. Tendrá que sacar el carácter.

-Si hay que sacarlo, se sacará. Si es por el bien del club, seguro que lo haré. A negociar estoy acostumbrada por mi trabajo en el sector inmobiliario y es algo que no me da miedo. Estaré firme.

¿Cuál fue el primer partido que vio en el Gasca?

-Uf, el primer partido no sé. He visto muchos desde la LEB 2, era una habitual. Me acuerdo, como todos, de la canasta de Esteban Martínez y del ascenso en 2006. Entonces no estaba en el Consejo, aunque colaboraba con el club en otros ámbitos.

Desde la forma de trabajar que marcó Miguel Santos, se ha seguido una línea continuista.

-Sí, es una línea responsable y sensata que quiero seguir ahora que se nos abre un poco el horizonte. Si acabamos de firmar los convenios con las instituciones a largo plazo y también tenemos patrocinador para más de un año, lograremos dotar al club de recursos para tener una estabilidad. No quiere eso decir que nos vamos a volver locos, pero nos va a permitir trabajar tranquilos, poder dedicarnos a otras cosas y estar más cerca de plantilla, aficionados, empresas e instituciones. Queremos convencer a todos de que somos responsables y de que damos un retorno a Gipuzkoa. Este año va a ser un poco de transición, todavía vamos a tener una economía justa. La plantilla será más cara que el año pasado, pero solo un poco, porque necesitamos dinero para más cosas. Esto nos dará estabilidad para el futuro.

Han hablado de cuatro millones de presupuesto anual para dar solidez al proyecto.

-Es una cifra ambiciosa tal y como está el panorama económico, pero tenemos que intentar llegar. Es que dos millones y medio como esta última temporada... Necesitamos al menos 3,5 millones largos.

Dice que necesitan dinero para otras cosas. Supongo que se refiere a que el club arrastraba deudas que había que solventar.

-Sí, ahora debemos equilibrar nuestras cuentas, y planificar el futuro para crecer. Crecer, crecer y crecer en todos los ámbitos, eso es lo que queremos, pero este año tenemos que ser responsables y dar solidez al club. Los últimos tres años hemos decrecido demasiado. Han sido de continuo sufrimiento económico y eso afecta al plano deportivo.

La relación con las instituciones es buena. ¿Se pueden cuantificar estas buenas sensaciones?

-Más o menos está cerrado el acuerdo, pero ahora no puedo dar una cifra. Estamos en conversaciones con la Diputación y el Ayuntamiento, que nos han recibido de forma rápida y positiva. Les pedimos un apoyo para cuatro años.

¿El futuro de un club como el GBC depende de qué partido político gane las elecciones?

-Yo creo que no y espero que no sea así. Lo que tenemos que hacer es demostrar con nuestro trabajo que este es un proyecto bonito, que tiene una media de 6.000 espectadores en Illunbe, que damos espectáculo, que transmitimos valores y que somos importantes para Gipuzkoa. Si convencemos con nuestra gestión, no habrá problemas con los partidos.

Son muy optimistas con el patrocinador, imagino que porque las negociaciones están avanzadas.

-Sí, al 95% podríamos decir que pronto lo tendremos.

¿Es una empresa guipuzcoana?

-Cercana (se ríe). Tenemos muchas empresas guipuzcoanas vinculadas a nosotros, son muy fieles.

¿Cuánto vale la camiseta del GBC?

-Creo que vale mucho, pero en estos momentos las cantidades no se van a aproximar a lo que hemos tenido antes. Eso sí, será una cifra importante y para varios años.

En su momento llegaron a recibir un millón de euros de la Diputación y otro millón de la Diputación. ¿Son inalcanzables estos números?

-Ahora son cifras inalcanzables, pero nos vamos a mover en cantidades buenas. Siempre quieres más, pero nos lo tenemos que ganar y para eso hay que trabajar duro.

Hemos hablado de instituciones y empresas. La otra pata del club es la afición. Las entradas a Illunbe el año pasado en ocasiones resultaron flojas. ¿Le preocupa?

-Siempre nos preocupa. Es cierto que a veces hemos maltratado al aficionado porque no hemos podido darles el espectáculo que merecen. Pero siempre han estado ahí y cuando los hemos necesitado han respondido. Vamos a intentar darles lo que demandan. Queremos traer jugadores por más de un año y eso permitirá que el jugador se encariñe con la afición y viceversa.

Con dos descensos en los tres últimos años, el objetivo debe ser volver a ilusionar a la gente.

-Somos conscientes de que la gente está desilusionada con el balance deportivo. A ver si conseguimos volver a ilusionar, es lo que queremos. Vas por la calle y la gente te para no para criticarte, sino para animarte a que hagas un buen equipo. La gente lo vive y demanda baloncesto, queremos darles lo que quieren.

La ACB pierde cada año muchos jugadores buenos que se van al extranjero. ¿Cree que la ACB sigue siendo un producto atractivo?

-Estamos en un momento un poco crítico, jugadores que antes venían ahora se van. En la ACB tenemos que pensar más en global y no cada club en sí mismo. Tenemos que estar más presentes en los medios. Está el tema de la televisión y los horarios... hay cosas que replantearse.

Si logran más recursos económicos, como parece que sucederá, la exigencia con ustedes será mayor.

-Me imagino que sí, pero los primeros que nos tenemos que exigirnos somos nosotros. Entrar en la Copa o el play-off es difícil para un club como el nuestro, pero el objetivo debe ser estar en la zona media sin estar cada año sufriendo. Pero queda mucho trabajo por hacer. Tenemos que acertar con la plantilla.

En ese proyecto deportivo da por seguros a Jaume Ponsarnau y David Doblas.

-Jaume está con la selección, pero su voluntad es la de seguir y estamos en contacto continuo. Y David tiene contrato, nuestra voluntad es que siga y si la suya también lo es, no habrá problema. Es posible que siga algún jugador más del año pasado

La gestión deportiva siempre la han llevado entre Germán Cea, Antonio Alonso y el entrenador de turno. ¿Tiene intención de que siga siendo así?

-Ellos lo hacen muy bien. Es una labor más de ellos que mía, yo tendré que supervisar su trabajo y darles el OK. El club está en muy buenas manos, son las tres cabezas visibles en el plano deportivo.

¿Tiene intención de introducir gente nueva en el Consejo?

-Siempre es bueno, pero veremos. Iré hablando con todos y dependiendo de la disposición de cada uno, incorporaré a gente nueva. La mayoría llevamos ya en el club ocho años.

¿Le gusta Illunbe?

-Me gusta porque no tenemos otra cosa, pero no es lo idóneo para jugar a baloncesto. El invierno es largo, hace frío y calentar Illunbe cada día cuesta mucho dinero. En algunos entrenamientos hace mucho frío. Y si quieres organizar una Copa o una Supercopa, no reúne las condiciones para hacerlo.

En su momento se habló de la intención de reformarlo. ¿Se puede retomar esta cuestión?

-Me gustaría poco a poco ir hablando de estas cosas. La solución no es fácil pero Gipuzkoa y San Sebastián merecen una instalación mejor para deportes que se juegan en cancha. Es muy grande para nuestras necesidades, metes 6.000 personas y parece que está medio vacío. La venta de Illunbe es un tema en el que trabaja el Ayuntamiento desde hace años. Tampoco los accesos son los mejores y a la gente hay que darle comodidades.

¿Quién le ha marcado en el club?

-Todos los que están ahí dentro desde el inicio, porque es gente que tiene un amor hacia el club que no tiene límites. Si me tengo que quedar con uno, Miguel (Santos). Jugadores me han marcado muchos, pero un referente para nosotros es David (Doblas), lleva aquí desde 2005.

¿El mejor recuerdo?

-Yo creo que el ascenso de Cáceres, incluso por delante del que vivimos aquí en el Gasca.

¿El peor?

-El más doloroso fue este último descenso, la derrota en Zaragoza. También cuando la Diputación nos bajó su ayuda en pleno mes de julio hace tres veranos y tuvimos que renunciar a jugar la Eurocup.

Hablando de la derrota en Zaragoza y sus consecuencias, ¿cómo de cerca ha visto el final del club?

-Hubo un momento que vi complicado seguir. Hemos llegado a la orilla con oxígeno, hemos trabajado mucho y nos han ayudado. Yo lo veía todo negro. Gracias al trabajo de todos y la ilusión de mucha gente hemos logrado salir adelante.

Ponsarnau dijo en su rueda de prensa que el positivismo y tranquilidad habituales del club se habían vuelto en contra. ¿Ha faltado en ocasiones una mayor exigencia deportiva?

-Puede ser, pero es algo que puede pasar cuando la situación general del club es de penurias. No te alcanza. Y no sabes hasta qué punto puedes exigir o cómo puedes exigir. Puede que en algún momento faltara ese impulso del Consejo, pero son situaciones difíciles. No queríamos meternos en gastos que no podíamos asumir tampoco como han hecho otros clubes. Nos veíamos atados por nuestra propia responsabilidad.

¿Dónde le gustaría que estuviera el Gipuzkoa Basket cuando deje la presidencia?

-Me gustaría dejar un GBC con una masa social estable, saneado, estabilizado económicamente, consolidado en la mitad de la tabla de la ACB o más arriba. Y con un sentimiento de la gente hacia el club.