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El talento de importación llega al Eurobasket

Catorce jugadores disputarán el torneo con una camiseta diferente a la de su país de nacimiento

donostia. Se ha convertido en la polémica del verano. Lo que hasta hace poco parecían notas exóticas ahora es una peligrosa moda en el baloncesto europeo. Ponga un nacionalizado en su equipo, parece ser el lema en este Eurobasket. Catorce de las selecciones participantes cuentan con un jugador no nacido en el país, en su mayoría estadounidenses. Y suerte que la FIBA solo permite uno en cada plantilla porque, de otra forma, podría hablarse de una plaga. De hecho, algunos países se ven obligados a elegir ya que tienen overbooking de nacionalizados.

La incorporación a la selección española de Serge Ibaka, que adquirió el pasaporte por carta de naturaleza, ha generado debates, sofocados al dar un vistazo alrededor y comprobar que en este aspecto, quien no corre vuela. Incluso Croacia, que presumía de pureza en su combinado, ha hecho un hueco a Dontaye Draper, base nacido en EEUU que ha sido una de las revelaciones de la temporada con el Cedevita Zagreb -le quiso el Real Madrid-, pero que apenas lleva dos años en Croacia. Será el primer jugador extranjero que viste la camiseta que honraron Petrovic, Kukoc, Radja y tantos otros.

La laxitud de algunas federaciones ha abierto la puerta a un buen número de jugadores que prometen hacer algo por el país que les acoge a cambio de un pasaporte que les permite mejorar sus condiciones en el mercado y poder acceder a contratos más jugosos. Es una tónica que va a ir a más, sobre todo ahora que los ciudadanos del área Cotonu deben tener los mismos derechos que los de la Unión Europea.

En lo que afecta al Eurobasket, los nacionalizados, todos excepto Ibaka, el alemán Kaman y el israelí Blu, son exteriores de mentalidad anotadora que vienen a cubrir las carencias de selecciones de nivel medio-bajo, pero que tampoco darán un salto de calidad significativo. Los hay fieles a la causa como Domercant, seis años ya con la selección bosnia, o recién llegados como el citado Draper; el cotizado Bo McCalebb (Macedonia); o Haynes (Georgia).

Es llamativo que Rusia no cuente en 2011 con ningún nacionalizado, como en años anteriores.