pARECÍA imposible, pero el CB Granada, rival que visita hoy el San Sebastián Arena, afronta las cuatro últimas jornadas con opciones serias de lograr la permanencia. Pocos equipos en los últimos años de la ACB han sufrido tantos reveses a lo largo de una temporada, pero el conjunto nazarí ha sabido ir reconstruyendo la plantilla y -ayudado también por los problemas que están padeciendo otros equipos de la zona baja- esperar su momento para obrar el milagro.
El primer contratiempo llegó ya en verano, con la lesión de Mario Fernández. El base se había operado en junio de la rodilla derecha y, en su presentación como jugador del Granada dos meses después, parecía que su recuperación iba por buen camino. Sin embargo, no ha jugado en toda la temporada y el mutismo en torno a su eterna recuperación es total. Nadie sabe qué le pasa a esa rodilla de Mario. El Granada lo ha acusado porque Nico Gianella, el base titular, no tiene un reserva de garantías.
El siguiente revés llegó a mediados de noviembre, cuando el club tuvo que vender a su mejor jugador, el alero Joe Ingles, al Barcelona para paliar su deuda económica. El alero australiano dejó un hueco imposible de cubrir y, como si de una reacción en cadena se tratara, todo empezó a salirle mal al Granada. Las derrotas empezaron a llegar al mismo ritmo que las lesiones. Sufrieron serios problemas físicos Jon Stefansson, escolta que suele salir del banquillo pero que es clave en el equipo, y Yaroslav Korolev, uno de los fichajes estrella del verano. El islandés ha podido regresar a las canchas, el ruso tiene que pensar ya en la próxima campaña.
En plena dinámica negativa, Robert Kurz, pívot americano que estaba haciendo números propios de MVP y estaba siendo el sostén del equipo, se fue alegando repetidos impagos por parte del club y dejó al Granada muy tocado. Todo ello desembocó en la destitución del entrenador, Trifón Poch, y en la llegada de Curro Segura. El técnico granadino cogió las riendas de un vestuario hundido por las derrotas y la mala suerte y afrontó el reto de reconstruir la plantilla sin dinero, porque además el Granada se encuentra inmerso en muy serios problemas económicos que le hicieron acogerse el pasado mes de marzo a la ley concursal.
Con este panorama, llegaron jugadores de perfil muy bajo -Roberto Guerra y Héctor Manzano- y tres hombres cedidos por el Unicaja: Panchi Barrera (que ya no está), Augusto César Lima y Rafa Freire. Con tan justos mimbres, el descenso parecía cantado, pero una última reacción le ha hecho seguir con vida a falta del sprint final. Nadie confiaba en el milagro nazarí, pero ahora el Alicante y el Manresa, tercero y cuarto por la cola, no las tienen todas consigo. El Granada sigue vivo.