FRANCIA Batum (14), Pietrus (4), De Colo, Diaw (2) y Traore (7) -cinco inicial-; Albicy (13), Koffi (11), Mahinmi (5), Jackson, Bokolo y Gelabale (16).
ESPAÑA Rudy Fernández (13), Ricky Rubio (6), Navarro (17), Reyes (9) y Marc Gasol (8) -cinco inicial-, Raúl López (3), Claver, Fran Vázquez (1), Llull (3), Mumbrú (3) y Garbajosa (3).
Parciales 9-18; 27-28 (18-10); 43-44 (16-16); y 72-66 (29-22).
Árbitros Jorge Vázquez (Puerto Rico), Michael Aylen (Australia) y Juan José Fernández (Argentina). Eliminaron por cinco personales al francés Traore y a Rudy Fernández.
Pabellón Halkapinar de Esmirna. Unos 7.200 espectadores. Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, presenció el partido en el palco junto al presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB), José Luis Sáez.
esmirna (Turquía). La selección española volvió a tropezar en la misma piedra, en la del partido inicial de una gran competición, como sucedió el año pasado en el Europeo ante Serbia, pero esta vez fue la derrota fue ante Francia.
Los partidos iniciales siempre se les dieron mal a los campeones del mundo, pero más preocupante incluso que la derrota es la mala imagen que transmitió el equipo entrenado por Scariolo, sin chispa, sin ideas, sin soluciones...
Los dos equipos comenzaron agarrotados, sobre todo en ataque. Fue Felipe Reyes el que inauguró el marcador pasados los dos minutos de juego al anotar el 0-1 tras uno de los dos tiros libres que lanzó. También es cierto que ambos rivales apostaron por la defensa, lo que unido al escaso acierto en ataque dio lugar a un paupérrimo marcador al descanso (27-28 para los españoles al término de los primeros 20 minutos del duelo).
Entre el apagón inicial y la igualada del descanso, la selección se asentó en el marcador con cómodas ventajas en el primer cuarto, ante la inactividad ofensiva de los galos, que se prolongó hasta pasados casi los cinco primeros minutos de partido. El 9-18 del final de diez minutos iniciales quizá llamó al engaño a alguien. Con Marc Gasol y Felipe Reyes con dos personales y en el banquillo, la selección podía pasar apuros ante la fortaleza física de los franceses, que comenzaron a acercarse al aro tanto como a cerrar el suyo a base de tapones estratosféricos.
Las defensas alternativas (en individual y en zona dependiendo de la acción de juego anterior) que ordenó Scariolo y una zona con presión al balón no produjeron el efecto esperado, porque coincidió con el mejor momento de tiro de los vecinos del norte y en especial con el del ex madridista Mickael Gelabale, que clavó dos triples sin fallo cuando más dolió.
Pese a todo, y a los diez puntos del equipo español en todo el segundo periodo, Francia apenas estuvo unos segundos dominando en el marcador.
segunda parte trabada Con Marc Gasol y el quinteto inicial de nuevo en pista tras el paso por vestuarios, España volvió a recuperar parte de su chispa habitual, y parte de poder de defensa e intimidación, efectividad en ataque y, en definitiva, ventajas y tranquilidad en el marcador. Aunque no fue fácil ni rápido.
El partido se volvió farragoso, denso, indescifrable para los jugadores, hasta el punto que, después de haber disfrutado de ocho puntos de renta en varias ocasiones, el tercer cuarto volvió a terminar con un solo punto de ventaja para los pupilos de Scariolo (43-44).
Tocó sufrir en los diez minutos de la verdad. El equipo no carburó bien en ningún momento y Francia volvió a adelantarse (53-50) a falta de cuatro minutos para la conclusión. Con Marc Gasol, Rudy, Ricky y Navarro a mitad de rendimiento y sin sentirse cómodos con el arbitraje ni en la pista, el fantasma del Europeo, y de los partidos iniciales con derrota, tiñó de negro el panorama español. Más cuando, a falta de dos y minutos y medio para el final, Francia se adelantaba con un 58-53; y con un 63-54 y menos de dos minutos por delante, tras lanzar cuatro libres seguidos por una falta personal y una técnica al equipo español. Trató de reaccionar el campeón del mundo, pero no tuvo tiempo.
nuevo asalto A España le queda el consuelo de que no tendrá tiempo para el lamento. Sin ir más lejos, el combinado de Segio Scario tendrá la oportunidad de reaccionar esta misma tarde en su segundo encuentro en el Mundial. Será ante el combinado de Nueva Zelanda (20.00 horas), un rival muy débil y tremendamente inferior a España y que debería servir al campeón mundial y subcampeón olímpico para curar la herida que ayer abrió Francia en su seno. No obstante, los neozelandeses hicieron trabajar a Lituania en la primera jornada del campeonato y los lituanos sólo pudieron imponerse en la recta final del partido, por lo que España tendrá que salir a por todas. Ahora más que nunca tras caer ante los galos.