- La reelección de Emmanuel Macron como presidente de Francia da un balón de oxigeno durante cinco años más a la Unión Europea para consolidar la solidez del bloque, en un momento geopolítico incierto y con la guerra de Rusia contra Ucrania en pleno apogeo. No obstante, aún tendrá que esperar a las elecciones legislativas francesas de junio para saber si puede respirar a pleno pulmón.

En sus primeros cinco años en el Elíseo el liberal Macron se distinguió por su impulso decididamente europeísta y por su visión estratégica europea, lo que explica que los líderes de las principales instituciones de la UE hayan respirado profundamente aliviados al conocer el dictamen emitido por los franceses en las urnas al escogerle frente a la ultraderechista de Agrupación Nacional Marine Le Pen.

Con este segundo mandato de Macron la UE sortea el que habría sido un terremoto sin precedentes para la construcción europea y una hipoteca en su equilibrio geopolítico, ya que Le Pen apuesta desde siempre por una Europa de las naciones y defiende una alianza con Rusia cuando termine su guerra contra Ucrania. Así se entiende la rapidez con la que los presidentes del Consejo, la Comisión y el Parlamento, el liberal Charles Michel y las populares Ursula Von der Leyen y Roberta Metsola, respectivamente, reaccionaron nada más conocerse los primeros resultados.

Michel lanzó un “caluroso bravo” a Macron, contento de que la UE pueda “contar otros cinco años con Francia” en “estos tiempos difíciles” en los que se necesita “una Europa fuerte y una Francia plenamente comprometida con una Unión Europea más soberana y estratégica”, dos banderas que siempre ha ondeado el líder galo.

Von der Leyen hizo hincapié en continuar con su “excelente cooperación” para hacer “avanzar a Francia y a Europa”, mientras que Metsola destacó que la “gran reelección” de Macron permite “afrontar los retos de un mundo cada vez más incierto y preocupante”, ya que una “UE fuerte necesita una Francia fuerte”.

La victoria del campo de los “valores” europeos y democráticos que representa Macron, cuyo país ostenta la presidencia de turno del Consejo de la UE, es un éxito incuestionable para el actual presidente, que aún no ha cumplido 50 años.

Ello en un contexto de fuerte abstención electoral e incremento sin precedentes de la extrema derecha, y tras superar una crisis doméstica con las protestas de los “chalecos amarillos” y otras internacionales.

Pero, aunque el dictamen de las urnas francesas supone un alivio para los europeístas de la UE, no despeja toda la ansiedad que se vivía en los últimos días por el duelo Macron-Le Pen, ya que el liderazgo del recién reelegido presidente francés dependerá de los resultados de las elecciones legislativas previstas en junio próximo.

Macron tiene solo dos meses para superar ese obstáculo y evitar un bloqueo que impida el despliegue de políticas contundentes.

En el peso que la ultraderecha podría tener en la próxima Asamblea Nacional francesa es precisamente en el punto en el que pusieron el acento los presidentes de los dos principales grupos políticos en la Eurocámara, el popular Manfred Weber y la socialdemócrata Iratxe García. “Está claro que no es una victoria convincente. Cinco años del presidente Macron han hecho que los populistas y los extremos sean más fuertes que nunca. Este era quizás el último disparo de advertencia”, dijo Weber.

Coincidiendo con este análisis, García señaló también que le parece “preocupante” que la ultraderecha francesa haya obtenido el mejor resultado de su historia.