- Más de un mes después del estallido de la crisis migratoria en la frontera bielorruso-polaca, muchos migrantes indocumentados aún permanecen en Bielorrusia a la espera de poder entrar en la Unión Europea (UE). “La fase activa de la crisis ha sido superada, pero las razones por las que surgió no han desaparecido”, explica Román Pavlyuchenko, director del portal bielorruso Reformatsia, cuando se cumplen 35 días desde la llegada de los migrantes a la frontera con la UE.

Según el experto, las medidas adoptadas por Bruselas para reducir los canales por los que los migrantes eran trasladados a Bielorrusia ayudaron a rebajar el nivel de la tensión en la frontera. “Los canales de tránsito aéreo desde Irak y Siria fueron prácticamente bloqueados. Es la principal razón de la actual desescalada, y la otra es la llegada del invierno”, señala Pavlyuchenko.

Y es que en los últimos días Bielorrusia vive una ola de frío con hasta 12 grados bajo cero. “Las autoridades bielorrusas comprenden que llevar ahora una política que anima a cruzar ilegalmente la frontera (con la UE), puede dejar muchas víctimas”, dice. “Centenares de personas pueden simplemente morir congeladas en los bosques”, advirtió.

Con todo, el futuro de los migrantes que aún permanecen en Bielorrusia sigue siendo incierto.

A mediados de noviembre, Minsk informaba de cerca de 7.000 migrantes indocumentados en el territorio del país, de los cuales unos 2.000 se encontraban en la nave industrial de Bruzgui, cerca de la frontera con Polonia.

Según Pavlyuchenko, algunos de los migrantes pudieron desde entonces entrar en la UE y más de 3.000 fueron repatriados a Irak.

El portavoz de Exteriores iraquí, Ahmed al Sahaf, confirmó que su Gobierno ha conseguido traer de vuelta a más de 3.550 que se quedaron bloqueados en Bielorrusia en nueve vuelos fletados para ello.

Agregó que el último vuelo llegó hace dos días y que el Ministerio proseguirá “los esfuerzos para el regreso voluntario” de los migrantes.

Varios de los migrantes kurdos e iraquíes repatriados han denunciado a las autoridades de Minsk por ser objeto de una repatriación forzada y violenta durante la crisis.

Entre ellos se encuentra Aryan Jalil, quien ha acusado a la Policía bielorrusa de “llenar de migrantes un autobús a patadas. “Luego nos enviaron en tres taxis al aeropuerto y nos encerraron. Nos hicieron subir al avión esta noche y luego nos devolvieron”, acusó, en declaraciones a la agencia de noticias kurda Rudaw.

Actualmente en el centro de Bruzgui permanecen aún unas 1.000 personas, entre ellas unos 150 niños, según indicaron desde la Cruz Roja de Bielorrusia.

Los empleados y activistas de la ONG se acercan a la nave industrial dos veces al día para llevar comida y artículos de primera necesidad a los migrantes. Este sábado, algunos de los inquilinos del refugio organizaron una concentración en la que se mostraron decididos a seguir en el refugio para poder cruzar a la UE en algún momento.

De acuerdo con algunos testimonios recogidos por la agencia estatal Belta, hay quienes no quieren volver a Irak porque han vendido todas sus propiedades para poder costear el viaje a Bielorrusia y de ahí, a la UE.

El principal apoyo de Bielorrusia en su nuevo enfrentamiento con Occidente por la crisis en la frontera es Moscú.

Tras el anuncio de una nueva tanda de sanciones contra Minsk el pasado 2 de diciembre, las autoridades del país eslavo aseguraron que podrán resistir a “cualquier presión” gracias al apoyo de Rusia.

A la vez, el valedor del Gobierno de Alexandr Lukashenko está ahora interesado en prolongar en el tiempo la crisis, según Pavlyuchenko.

“Al Kremlin le conviene una situación donde Lukashenko se ha debilitado al máximo, pero aun así está en el poder”, opina.

Mientras, el propio Lukashenko continúa presionando a la UE para que Bruselas le vuelva a considerar un interlocutor legítimo pese a no reconocer las elecciones de agosto de 2020 y levante las sanciones impuestas al país.

De momento ninguno de estos objetivos ha sido alcanzado, salvo unas conversaciones con mediación de Moscú que Lukashenko sostuvo con la excanciller alemana Angela Merkel. “Los objetivos (de Lukashenko) no han sido alcanzados por lo que no descarto una nueva escalada (de la crisis con los migrantes), en primavera”, advirtió el experto.