La secretaria de Estado para la Unión Europea de Portugal, Ana Paula Zacarias, cuyo país ocupa la presidencia del Consejo de la UE, aseguró este martes que la bandera con los colores del arcoíris, que representa al colectivo LGTBI, es una forma de unir la diversidad.

La política se pronunció en ese sentido después de que la alcaldía de Múnich solicitara iluminar el estadio Allianz Arena de Múnich con los colores del arcoíris de cara al partido de Alemania contra Hungría, como muestra de solidaridad con la comunidad LGTBI húngara ante la nueva legislación que restringe los derechos de los homosexuales.

Sin embargo, la UEFA rechazó este martes esa solicitudla UEFA rechazó.

"Es importante para todos nosotros entender que los colores del arcoíris unen nuestra diversidad", declaró la política al llegar a una reunión de ministros y secretarios de Estado de la UE que se celebra en Luxemburgo.

En esa cita, se tratarán los procedimientos que en los últimos años el club comunitario ha abierto a Polonia y Hungría por no respetar los principios del Estado de Derecho, como la independencia judicial o el pluralismo de los medios de comunicación.

La vicepresidenta de la Comisión Europea para Valores y Transparencia, Vera Jourova, constató que la situación "no está yendo en la dirección adecuada".

"Consideramos el principio del Estado de Derecho un fundamento de la democracia europea, así que hay demasiado en juego, y necesitamos seguir con este procedimiento porque todavía vemos los problemas sistémicos en Hungría y Polonia", dijo.

El Parlamento húngaro aprobó el pasado 15 de junio con los votos del partido gobernante Fidesz, del ultranacionalista Viktor Orbán, una polémica normativa que, entre otros aspectos, prohíbe hablar sobre homosexualidad en los programas escolaresprohíbe hablar sobre homosexualidad.

Esas medidas se incluyeron dentro de un proyecto de ley, contra la pedofilia, en la que se prohíbe exponer a menores de 18 años a pornografía y a cualquier contenido que fomente el cambio de sexo y la homosexualidad.

Según la oposición progresista, colectivos de defensa de los derechos LGTB+ y la prensa, que no está controlada por el Gobierno, la ley aprobada es especialmente dañina porque equipara la homosexualidad con la pedofilia.

El ministro luxemburgués de Asuntos Exteriores, Jean Asselborn, consideró que la legislación húngara "es muy mala, no es europea" y aseguró que su país, junto a Bélgica y Países Bajos, ha promovido una declaración para condenarla.

Insistió en que la norma de Hungría es "indigna de Europa" y afirmó esperar que la Comisión, "que está aquí para que el Derecho y los valores en la Unión Europea se respeten, (...) vaya al fondo" de la cuestión.

"Es una ley que no corresponde en medida alguna a los valores de la Unión Europea. La gente tiene derecho a vivir como quiera. Ya no estamos en la Edad Media", indicó.

El secretario de Estado irlandés para Asuntos Europeos, Thomas Byrne, expresó su preocupación por la norma y dijo que su país ha firmado la declaración de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. Insistió en que lo sucedido la semana pasada en el Parlamento húngaro con su luz verde a la ley es un momento "muy peligroso" para Hungría y para la UE.

Especificó que la declaración del Benelux que Dublín ha respaldado pide a la Comisión Europea tomar acciones.

Su homólogo alemán, Michael Roth, aseguró que la UE es "una comunidad de valores" y que esos "obligan a todos". Agregó que "todavía tenemos dudas esenciales con Hungría con respecto a sus minorías étnicas, culturales, religiosas o sexuales".

El ministro húngaro de Exteriores, Péter Szijjártó, señaló que la ley "no va en contra de ninguna comunidad en Hungría" y añadió que "solo va contra los pedófilos".

Recalcó que la norma "deja muy claro que los menores deben ser protegidos y por eso esa ley deja muy claro que los delitos pedófilos deben ser castigados de manera muy seria".

"Por otro lado, la ley protege a los menores de forma que convierte en un derecho exclusivo de los padres educar a sus hijos con respecto a la orientación sexual hasta los dieciocho años. Esta ley no dice nada sobre la orientación sexual de los adultos", aseveró.