Francia se prepara para nuevas medidas con las que contener la pandemia del coronavirus, entre las que estudia un nuevo confinamiento desde esta próxima medianoche y durante, al menos, cuatro semanas. La evolución de la segunda ola de coronavirus en el Hexágono parece desbordar el toque de queda que se instauró la semana pasada y el Palacio del Elíseo aprobará nuevas restricciones. El presidente, Emmanuel Macron, comparecerá a las 20:00 horas en televisión. Solo hay un objetivo: salvar el sistema de salud que puede colapsar en pocas semanas.

La situación es "crítica", avisó el presidente del Consejo Científico, Jean-François Delfraissy, que estima que los 52.000 casos que se diagnosticaron el día 25 podían rondar en realidad los 100.000. La actividad política en París es incesante en las últimas horas. Si el martes Macron, el primer ministro Jean Castex y una decena de ministros se reunieron para analizar un escenario que el 28 de octubre ha visto morir a 292 personas con coronavirus y tenía a otras 18.955 hospitalizadas con COVID-19; de ellas, 2.909 en la UCI (las mismas que a comienzos de mayo cuando en una semana estival no llegaban a 100), este miércoles se reúne el Consejo de Defensa y a última hora, comparecerá el propio presidente de la República.

Francia dispone de unas 6.000 camas UCI y la presión es desigual según las zonas: el sistema de salud francés tiene que trasladar pacientes con COVID-19 entre distintos departamentos a la vista de hospitales que ya están saturados. Le Monde se hace eco del caso de ocho pacientes trasladados vía aérea desde la región de Lyon hasta la de Nantes. Y lo pueden estar más cuando los efectos de la gripe estacional se dejen notar: cada año entre 1.000 y 2.500 personas precisan de ingreso en la UCI como consecuencia de la gripe común.

París asume que se la juega en noviembre y que debe adelantarse, porque llega tarde. Las opciones que están sobre la mesa son varias: adelantar la entrada del toque de queda que desde la semana pasada afecta a tres cuartas partes de la población gala (entre ellas, el departamento en el que se encuentra Iparralde) y que suele activarse desde las 21:00 horas a las 6:00 horas, extender dicho toque de queda al conjunto del Estado francés y hasta un reconfinamiento general.

El presidente del Consejo Científico planteó en la emisora RTL estas dos estrategias el domingo a la vista de la evolución del COVID-19 en los diez días anteriores: toque de queda masivo (general y con un horario más amplio que el actual) o un confinamiento algo más laxo que el de marzo, con una desescalada posterior con toques de queda.

El Gobierno francés observa que parte de su población no ha reducido su vida social, sino que la ha adelantado, sobre todo en las grandes ciudades. Así, con el toque de queda a las 21:00 horas, la vida social se ha adelantado, no ha desaparecido, que es lo que insisten los científicos. Más aún con motivo de las semanas vacacionales de Todos los Santos, tras la que regresará la rutina habitual al Estado francés. También la educativa.

El Ejecutivo galo quiere que para entonces las nuevas medidas estén en vigor. En el caso de que sea el confinamiento, según anunció la cadena BFMTV, sería "más suave" que el de primavera: los colegios y los institutos podrían seguir abiertos, pero no así las universidades, aunque el debate sigue abierto, sobre todo en lo que se refiere a la enseñanza secundaria.

Habría sectores estratégicos por definir que se mantendrían abiertos, al igual que los servicios públicos. Para todos los sectores que sea posible, el Gobierno francés baraja instar al teletrabajo casi como única solución mientras dure este periodo de restricciones.

Por el momento, la medida de cerrar fronteras como ocurrió en la primera oleada es solo una hipótesis, aunque a lo largo de este miércoles se aclararán las medidas que decidirá Francia.