- Los países de la Unión Europea acogieron ayer con cautela la nueva propuesta de la Comisión Europea para un pacto migratorio y de asilo aunque ninguno la rechazó totalmente y todos coincidieron en que es urgente llegar a una solución sobre un tema que lleva bloqueado más de cinco años. El asunto se abordó en una videoconferencia de ministros de Interior de la UE donde se debatió por primera vez ese plan, que plantea una solidaridad “a la carta”, centrada sobre todo en las expulsiones de los migrantes que no pueden pedir el asilo en la Unión, dos tercios de los que llegan en la actualidad a los Veintisiete. “Tenemos que lograr que llegan y no tienen derecho a quedarse se vayan lo antes posible”, añadió el ministro alemán de Interior, Horst Seehofer, que subrayó que eso es algo que interesa tanto a los países en primera línea (España, Italia, Grecia, Malta y Chipre) como a los que temen los llamados movimientos “secundarios” (por parte de los migrantes que acceden a través de un país y se trasladan después a otro).

La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, reconoció que “ningún Estado miembro dijo estar completamente satisfecho” con el pacto. Consideró prematuro que los países se pronuncien ya sobre la manera en que van a participar en los esfuerzos de solidaridad, que dependerá de las situaciones. El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, advirtió de que “un sistema en el que la presión migratoria se concentre en cinco países no funcionará”. “Ninguna política europea de migración y asilo será verdaderamente eficaz sin una asociación amplia y duradera con terceros países clave; la eficacia de nuestra política europea de migración y asilo depende de esta dimensión exterior”, defendió el ministro español, según informó su departamento.

El nuevo pacto pretende evitar los errores del pasado, por lo que descarta obligar a los países de la Unión Europea a acoger solicitantes de asilo y apuesta por proteger las fronteras y agilizar el retorno de quienes no pueden permanecer en la Unión.