- El expresidente del Parlamento Europeo y presidente de la Unión de Europeístas y Federalistas (UEF-España), Enrique Barón, no ve el presente de la Unión Europea como "uno de sus momentos más difíciles", sino como un tiempo "decisivo" en el que la crisis originada por la pandemia del coronavirus y una serie de riesgos abocan a países, instituciones y ciudadanos europeos a tomar decisiones importantes. Enrique Barón, que el miércoles participó en Bilbao en el seminario Desde las ruinas de la guerra al futuro de Europa. En el 70 aniversario de la declaración Schuman -organizado por el Partido Demócrata Europeo (PDE-EDP) y Sabino Arana Fundazioa-, reta a quienes destacan los graves problemas actuales de Europa a que echen la vista atrás y analicen las circunstancias en las que se gestó la Declaración Schuman y nació el proyecto europeo.

Hay muchas voces que afirman que la Unión Europea vive uno de los momentos más difíciles de su historia, ¿usted también lo ve así?

-Cada día tiene su afán. El año 50 también era un momento muy difícil en el que se pensaba que iba a empezar la tercera guerra mundial. En 1948, cuando se celebra el Congreso de La Haya, que conduce a la declaración Schuman, el continente estaba destruido... como presidente del Parlamento Europeo yo he vivido el paso de la Comunidad a la Unión, la caída del muro, el final de la guerra fría€ aquello no fue precisamente un baile de salón. Lo que sí me preocupa de algunos mensajes es que cuando se habla de Europa hay una cierta pasión por la autoflagelación y se citan todos los problemas sin aportar ningún elemento de esperanza.

¿En estos momentos qué queda de los valores fundacionales recogidos en la Declaración Schuman?

-La Declaración Schuman, que básicamente redactan Monnet y sus ayudantes, planteaba que no se podía reconstruir Europa sobre la base del pasado, que debía hacerse a partir de unos valores comunes, como la democracia y el respeto a los derechos humanos, y de la necesidad de emprender un proceso de unión europea que superara los nacionalismos del pasado. La Declaración dice que hay que emprender un camino que cambie las cosas, lograr la reconciliación franco-alemana y, más ampliamente, la europea, y que hay que ir paso a paso. Eso está en la Declaración Schuman cuyo objetivo es la federación europea.

En el 70 aniversario de la Declaración usted destaca la importancia de su génesis y su vigencia.

-La Declaración Schuman no surgió como una seta, no fue una ocurrencia. Había muchos europeos que habían vivido las dos guerras mundiales y en el año 48 en La Haya se reunieron muchos de ellos: políticos empresarios sindicalistas líderes religiosos, feministas... también hubo una delegación española y entre los que intervinieron estaba un bilbaíno nacido en Asturias que se llamaba Indalecio Prieto. Creo que tiene mucho sentido recordar esto ahora mismo porque cuando se habla de Europa se habla siempre del mercado y no se entiende bien por qué nació el proyecto europeo. Es importante saberlo, sobre todo ahora que estamos en un momento decisivo.

Insisto en que donde usted dice decisivo otros dicen difícil o problemático.

-Sostengo que este es un momento decisivo para ver cómo coronamos el salto a lo desconocido que, en palabras de Schuman, era el proyecto europeo. Desde lo que empieza el año 50 hasta hoy se ha logrado una Unión de 27 estados, una moneda común, unos tratados con valor constitucional. Lo que tenemos que hacer es coronar el salto y en este momento la reacción europea frente a la crisis del covid está mostrando que hay una voluntad política de hacerlo y, además, de dar un paso decisivo hacia la federación europea, algo que en parte ya existe pero que tiene que afirmarse y reforzarse.

Por citar dos ejemplos, Juncker, anterior presidente de la Comisión Europea, dijo que "nunca había visto tan pocas cosas en común entre los estados miembros". Moscovici, excomisario de Asuntos Económicos, aseguró que "la opción de deshacer Europa está sobre la mesa". ¿Qué piensa de afirmaciones así?

-Son buenos amigos y con esas declaraciones llaman la atención sobre los riesgos que hay. Pero también son personas que han estado trabajando bajo el fuego graneado y lo que han hecho no es quejarse sino ver cómo podían continuar su trabajo. Tanto ellos como yo hemos cumplido nuestra etapa y a mí ahora lo que me parece importante es lo que dicen la presidenta de la Comisión, el presidente del Consejo y los líderes, que son los que están en el frente de combate.

¿Cuáles cree usted que son los principales desafíos actuales para la Unión Europea?

-El principal desafío es conseguir sacar adelante el plan que nos permitirá dar un salto económico y político muy importante. Ahí es donde nos lo jugamos todo. También tenemos una responsabilidad geopolítica relevante defendiendo el orden multilateral. Y esto no es una opción, sino una obligación, según los Tratados, y sobre todo si tenemos en cuenta lo que le está sucediendo a nuestro principal socio histórico, los Estados Unidos. Nosotros somos uno de los grandes protagonistas del presente y el futuro de la humanidad y tenemos una responsabilidad.

¿Y cuestiones como el problema migratorio, las fronteras o la posición de los países del Grupo de Visagrado?

-Evidentemente tenemos que hacer frente a problemas muy importantes: los repliegues populistas, las migraciones, mantener la paz en nuestras fronteras... Y también hay una cosa muy importante en relación con nuestro desafío presupuestario económico y el programa de recuperación. Tenemos que espabilar y hacer programas de inversiones en sectores fundamentales, como la lucha contra el cambio climático, el pacto verde, la transformación digital y, sobre todo, dar un futuro a la juventud.

"Cuando se habla de Europa hay una cierta pasión por la autoflagelación sin aportar elementos de esperanza"

"Desde el año 50 hasta hoy se ha logrado una unión de 27 estados, una moneda común, unos tratados..."

"Somos uno de los grandes protagonistas del presente y el futuro de la humanidad y tenemos responsabilidad"