- En Hungría -donde escasean los medios independientes- el portal digital Index era un referente. Esa ventana crítica con el Gobierno del nacionalista Viktor Orbán se cerró de golpe con la renuncia de casi toda la redacción.

Más de 80 de los 90 periodistas del diario digital renunciaron a finales de julio para solidarizarse con el despedido redactor jefe Szabolcs Dull y denunciar el ataque a la independencia de la redacción.

Index era el portal de noticias independiente más leído de Hungría y uno de los pocos que investigaba, por ejemplo, escándalos de corrupción en el entorno de Orbán o denunciaba el calamitoso estado de los hospitales públicos.

Hungría se encuentra en el puesto 89 de 180 países en el índice de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF). En 2010, cuando Orbán llegó al poder, estaba en el puesto 23 de ese mismo ránking.

La pérdida de libertad de prensa en Hungría se debe a la falta de medios independientes, asfixiados económicamente hasta desaparecer o caer en manos de empresarios cercanos al primer ministro.

El Gobierno húngaro supervisa los medios de comunicación de propiedad estatal, mientras que hombres de negocios aliados controlan la mayoría de los medios privados, que repiten las mismas consignas oficialistas.

Aunque el Ejecutivo de Orbán ha negado intervenir en los asuntos internos del Index, para analistas y periodistas húngaros está claro que se trata de una operación para silenciar a un medio incómodo.

Un conocido inversor cercano al Gobierno adquirió el control sobre los ingresos de la publicidad de Index, lo que creó una situación de dependencia que afectaba a su línea editorial.

“Es una situación imposible, que no sucede por primera vez en los últimos 10 años. La idea es hacer que una empresa mediática se encuentre en una situación económica que no puede solucionar”, explica Ágnes Urbán, analista del Instituto de Investigaciones Mediáticas Mérték.

A pesar de que los inversionistas no pudieron intervenir directamente en el trabajo diario del portal, “el ecosistema de Index quedó bajo control de personas cercanas al Gobierno”, agrega Urbán.

La misma estrategia se aplicó con el diario independiente más importante, el histórico Népszabadság, que cerró oficialmente por problemas financieros, en octubre de 2016.

En los últimos 10 años, Orbán ha hecho cuanto ha podido para controlar cada vez más el flujo de información, “reorientando” portales como el antes independiente Origo, que entre 2014 y 2016 pasó de ser un fuente crítica de información a convertirse, tras un cambio de manos, en un portal propagandístico.

La analista opina que lo sucedido con Index “es absolutamente trágico, porque era la cabecera de noticias de más valor”, con más de un millón de visitantes diarios.

Index representaba la libertad de prensa. Era el único medio que quedaba en Hungría que investigaba escándalos de corrupción en el entorno del presidente Orbán.

Nuevo medio. Recientemente, los periodistas que abandonaron Index prometieron seguir adelante y recuperar de alguna forma el espíritu del portal. Por el momento solo han publicado un cortísimo mensaje en Facebook, asegurando que “habrá otro” portal y prometieron dar más detalles “en breve”.

Golpe para el periodismo. El Instituto Internacional de la Prensa denunció lo sucedido como “un golpe devastador para el periodismo en Hungría”. Y Human Rights Watch llamó a la UE a actuar para evitar que el Gobierno siga ahogando todas las voces críticas.