? Lleva toda una vida en la hostelería y jamás había tenido un problema con la Guardia Civil. Así había sido al menos hasta las horas de repartir las cenas en la noche del 27 de julio de 2019. A la cafetería de la estación de servicio de la Autovía del Camino (A-12) accedió una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil que se dirigía hacia Lodosa. Apenas habían comenzado su turno y se detuvieron a tomar un café. Uno de ellos pidió un cortado y el otro un café solo, largo y con hielos. La discusión que se inició por haberle servido mal el café terminó con la camarera detenida sin que nadie pudiera explicar el por qué. Y luego, con el guardia civil juzgado por detención ilegal, y ahora absuelto por el TSJN, que viene a confirmar la absolución previa dictada por la Audiencia. Dicen los jueces que el error no tiene justificación, pero que él quizás no sabía que podía estar cometiendo una ilegalidad y que pudo creer que en la situación se podía alterar el orden público. La resolución deja absorta a la víctima.

La camarera se lo sirvió en una taza mediana, la correspondiente al cortado, y el agente, según recuerda ella, le respondió que procedía de una saga de hosteleros, que aquel café no era lo suficientemente largo y que tendría que hablar con su jefe para que hiciera un curso de preparación. La camarera apenas le hizo caso, le respondió que ella haría un curso si era necesario pero que la jefa era ella. A continuación, le cambió la taza y se metió para adentro por el trabajo que tenía.

"Pero quiero que quede claro que a mí me encanta mi trabajo. Me gusta que haya jaleo en la cafetería, lo que me molestaría es que no entrara nadie. Entonces me llamó otra camarera y me dijo que el agente pedía la hoja de reclamaciones. No sabía ni de qué hablaba porque para mí ya había pasado el asunto del café. Fue entonces cuando le entregué una hoja y me dijo que quería el tríptico, a ver si le estaba tomando el pelo. Y entonces recordé que la normativa había cambiado recientemente, nos lo habían advertido desde la asesoría y que ya no era obligatorio el tríptico. Fue entonces cuando llamé a la Policía Foral, hasta en dos ocasiones, para que le explicaran la nueva reglamentación. Pero él no me hacía caso. Yo creo que incluso le sentó peor que llamara. Yo ya no sabía qué hacer y decidí meterme a la cocina para seguir trabajando, pero entonces fue cuando él ya me empezó a pedir la licencia del local y resto de papeles. No quería parar la discusión y era imposible hablar con él. No fueron cinco minutos, fue un buen rato en el que pudo pensar lo que hacía". Fue entonces cuando el agente le pidió a la camarera salir al exterior del local. Y me puso contra la pared de inmediato y me detuvo. Le pregunté si se daba cuenta de que me estaba deteniendo por un café y lo hizo. Y a partir de ahí salió toda la clientela del local a protestar, me metió en el patrol y me dijo que iba a aprender a hablarle bien a la Guardia Civil". La mujer fue conducida al cuartel de Puente la Reina. "Fue entonces cuando vi el cielo, porque a los agentes del cuartel los conozco a la mayoría y alguno me dijo que no me preocupara. Hasta entonces yo estaba alucinando, ni me creía lo que estaba pasando. Era como haberte caído en un pozo repentino. Nunca en la vida me podía imaginar esto. Y más valé que ni le insulté, ni le levanté la voz".

Además de la sorpresa que causó la detención en el cuartel de Puente, donde la camarera quedó libre de inmediato, a los meses una patrulla del Instituto Armado se acercó hasta la estación de servicio. "Vino el compañero con el que formaba patrulla y otro mando y vinieron expresamente a disculparse, para que supiera que la Guardia Civil no era como había demostrado ese agente". Conviene recordar que este caso ha tenido un extenso periplo judicial, en el que no hay que olvidar que el guardia fue condenado inicialmente a 6 meses de inhabilitación por la Audiencia, pero el TSJN revocó la condena al entender que no se formuló acusación por el delito por el que fue condenado.

Tras ese trayecto judicial, la víctima se siente "humillada y decepcionada por la Justicia, que aun así sentencia que su actuación no tuvo justificaba. Pero yo no buscaba con este proceso nada más que el que se hiciera Justicia y que esto no le pudiera ocurrir a nadie más. Por eso aluciné cuando me detuvo y alucino ahora con que siga pudiendo ejercer su profesión sin problema. Es inexplicable para mí y lo es para la sociedad. Me quedan ganas de ir al Supremo porque esto no puede ser que no se condene". Preguntada si volviera a resetear atrás, la camarera lo tiene claro: "No cambio ni una coma de mi manera de actuar. Volvería a hacer lo mismo, porque él era quien tenía el problema".