Han aterrizado sobre las 7.25 horas de este viernes en el aeropuerto de A Coruña y, en vez del habitual mensaje de bienvenida, han escuchado por la megafonía del avión un anuncio inesperado. “El piloto nos ha dicho que había habido un helicóptero que había derramado combustible en la pista y que estaban allí los bomberos limpiándolo.

Que tuviésemos paciencia para salir del avión. Hemos estado dentro casi hasta las ocho”, ha relatado a DEIA uno de los viajeros del vuelo Bilbao-A Coruña afectado por una amenaza de bomba que ha resultado ser falsa. El hecho -constitutivo de delito- y la autoría del mismo están siendo investigados. Una de las hipótesis que se baraja es que la llamada a la Ertzaintza alertando de la colocación de un artefacto explosivo en el interior de la aeronave estuviera vinculada, de algún modo, con la presencia a bordo de un persona presa que viajaba a la capital gallega.

Así lo ha desvelado este viernes el coronel Francisco Javier Jambrina, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña al ser preguntado por la posible relación entre el falso aviso y la presencia de un preso con permiso penitenciario en el vuelo. En este sentido, explica que las primeras pesquisas sobre este suceso -que ha provocado un lógico revuelo en la terminal gallega- se orientan en esa dirección. “Es un interno que está de permiso penitenciario. Tal vez era para perjudicar a esta persona”, admite ante las posibles hipótesis sobre el motivo de la autoría. Al parecer, el interno disfrutaba de un permiso de fin de semana e iba con la pulsera de localización. POCA CREDIBILIDAD

Cuestionado si en el aviso efectuado a la Ertzaintza -que según confirma el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, y la subdelegada en A Coruña, María Rivas, recibió la alerta-, se le daba visos de verosimilitud a la llamada, dice que “no se añadía valoración”. “Se transmite por los canales que hay de Policía autonómica al Estado y se comunica a Seguridad Aérea, que lo comunican al avión y el avión notifica la toma de emergencia, en vez de la prevista”, relata.

La Ertzaintza, que recibió el mensaje anónimo a través de su aplicación, le dio poca credibilidad, pero en cumplimiento de los protocolos de seguridad ante este tipo de hechos, lo transmitió al centro de coordinación que se comunicó con la Agencia Estatal de Seguridad Aérea y esta se lo trasladó al avión. Una vez confirmada la falsedad del aviso, las autoridades gallegas anunciaron que se abrirán las correspondientes diligencias judiciales “porque hay un delito de desórdenes públicos”. “Y se investigará coordinadamente para ver si se puede determinar la autoría de la amenaza”, apostilla.

En el avión viajaban 106 pasajeros -entre los que se encontraba un bebé-, así como seis tripulantes. Al lugar se desplazaron los Tedax, aunque, finalmente, se comprobó que era una falsa alarma tras todas las comprobaciones entre el pasaje y en el avión. No obstante, el susto y los momentos de preocupación han estado presentes entre el pasaje desde que se enteraron del motivo real que les retuvo tanto tiempo en el interior del avión.

AISLADOS Y SIN EQUIPAJE

El vuelo, operado por Volotea con la ruta Bilbao-A Coruña, ha aterrizado a las 07.30 horas en el aeropuerto coruñés, momento en el que se ha activado el plan de emergencia de Alvedro y la aeronave ha quedado aislada en una zona de las pistas sin que ningún pasajero supiera en ese momento la realidad de lo que ocurría en el exterior. Minutos después, los pasajeros y la tripulación han sido trasladados a una sala aislada sin su equipaje de cabina como medida preventiva de seguridad, tal y como establece el protocolo en este tipo de sucesos.

Los equipos de emergencias y agentes desplazados han registrado la cabina y la bodega del avión sin localizar ningún artefacto, así como a los pasajeros. El gran despliegue policial, incluidos los Tedax especializado en la desactivación de artefactos explosivos, ha concluido en torno a las diez de la mañana y se ha puesto fin al plan de emergencia. El aeropuerto de A Coruña ha mantenido durante todo ese tiempo la normalidad en sus operativas diarias.

Una vez fuera de la aeronave, explica a DEIA uno de los pasajeros, "nos han hecho dejar el equipaje de mano en la pista y se han llevado a un pasajero con la mochila y con la riñonera que tenía", que ha colgado un vídeo en Youtube explicando la escena vivida. El resto de los viajeros, continúa, "hemos sido conducidos a una parte del aeropuerto, donde nos han indicado que no grabemos y que no saquemos fotos". En ese momento, añade, "es cuando nos han informado de que había habido un aviso de bomba en el vuelo en el que íbamos".

INSPECCIÓN CON PERROS

A continuación, los pasajeros han sido trasladados a una sala del aeropuerto, donde les han ofrecido "un café y un cruasán" mientras los cuerpos policiales inspeccionaban el avión. "Nos han tenido esperando allí. Estaban la Guardia Civil, la Policía y dos Tedax. Han subido al avión con los perros, que también han pasado por los equipajes de mano en la pista", detalla. Una vez revisados, dice, les han permitido "coger los bolsos y las mochilas".

También el equipaje facturado, explica, "ha sido inspeccionado por los perros". En total, calcula este pasajero, "hemos estado tres horas y tampoco nos han dado ninguna explicación ni nada. No sé si ha sido un colgado o qué", especula.

La vigilancia de los pasajeros, asegura este testigo, ha sido exhaustiva durante el tiempo que han permanecido en el aeropuerto. De hecho, señala, "cuando íbamos al baño iba uno del aeropuerto detrás nuestro para tenernos controlados".