Un joven que abusó sexualmente de una niña de 13 años con la que mantuvo relaciones sexuales completas ha sido condenado a dos años de cárcel por la Audiencia de Gipuzkoa, después de que el procesado haya reconocido los hechos y haya llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía y la acusación particular que ejerce la víctima.

Según han informado a EFE fuentes del caso, el Ministerio Público, que inicialmente pedía doce años de prisión, ha accedido a aplicar al acusado, entre otros atenuantes, la de reparación del daño causado.

El hombre, que cuando ocurrieron los hechos tenía 20 años y que deberá compensar con 6.000 euros a la menor, no podrá comunicarse con la chica ni acercarse a ella durante tres años y deberá cumplir también una pena de trabajos en beneficio de la comunidad.

El tribunal ha accedido además a suspender la pena de prisión al encausado con la condición de que no vuelva a delinquir en los próximos años y de que cumpla una terapia de reeducación sexual.

El juicio en el que se ha concretado este acuerdo de conformidad se ha celebrado este miércoles a puerta cerrada en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa.

Según el escrito provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, los hechos se remontan a enero de 2017 cuando el procesado, que por aquel entonces tenía veinte años, conoció a la víctima a través de una amiga.

El documento precisa que el procesado entabló entonces una relación de "amistad" con la niña ya que ambos estaban en un mismo grupo de Whatsapp, aunque posteriormente "comenzaron a comunicarse de forma privada y a quedar personalmente en un grupo más reducido".

De esta forma, según el texto de la Fiscalía, en marzo de 2017 el inculpado habría llevado a su casa a la víctima y a otros dos amigos "para ver una película".

Un episodio durante el que el encausado y la adolescente se besaron "a sabiendas de que la chica era menor de 16 años, tanto por su apariencia física como porque así se lo había dicho ella a él con anterioridad".

A partir de este momento, el procesado y la adolescente comenzaron a verse de forma "asidua", generalmente en el domicilio de él, de manera que entre abril y noviembre de 2017, el hombre, "guiado por un ánimo de satisfacer su apetito sexual, mantuvo relaciones sexuales plenas" con la chica.

El texto concreta que durante este período el acusado, "con ánimo de menoscabar la integridad moral y física de la menor", le dirigía "continuamente" expresiones "denigrantes" además de gritarle.

Asimismo, con ánimo de "atentar contra el desarrollo libre y autónomo" de la niña, llevó a cabo "acciones de control" sobre ella, ya que le llamaba "de forma constante para saber dónde" estaba y "con quién se relacionaba", actitud que terminaba en "discusiones" si al hombre "no le gustaban" las respuestas de la menor, lo que ocasionó "cambios de comportamiento" en la adolescente.